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Antiguo 12-02-2010 , 10:52:42   #6
chido666
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chido666 conoce todos los secretos de la reputacionchido666 conoce todos los secretos de la reputacionchido666 conoce todos los secretos de la reputacionchido666 conoce todos los secretos de la reputacionchido666 conoce todos los secretos de la reputacionchido666 conoce todos los secretos de la reputacionchido666 conoce todos los secretos de la reputacionchido666 conoce todos los secretos de la reputacionchido666 conoce todos los secretos de la reputacionchido666 conoce todos los secretos de la reputacionchido666 conoce todos los secretos de la reputacion
  
Predeterminado Respuesta: La obsesión enfermiza por mi tía Lucia

Al día siguiente me levanté tardísimo, almorcé con Tomaza porque se me había pasado la hora para almorzar con mis tíos. Después me fui a bañar, no eran las horas que acostumbraba a hacerlo, andaba muy desfasado. Al estarme enjabonando, me acordé de la noche anterior y mi mano sujetó fuertemente mi verga enjabonada y empezó un movimiento cadencioso y rico, al enjuagarme seguía con el mismo movimiento, y cuando empezaba a sentir el hormigueo previo al orgasmo, la solté, pensando en que habrá otras oportunidades mejores para cascármela. Me seque el cuerpo, mire orgulloso mi verga, era mucho más grande que la de mi tío y sus amigos, mas grande que la de José y sus hermanos, mi cuerpo no será tan espigado, pero mi garrote no le pide nada a nadie, tenía una verga gruesa y morena, poderosa que escupía el doble de leche que cualquiera que se haya cogido a mi tía, me la jalé dos o tres veces, hasta que pensé: ya basta, en otra ocasión. Me estaba secando el pelo, cuando se abre la puerta y entra mi tía corriendo, levantándose el vestido y sentándose en la taza a orinar, se escuchó un chorro fuerte que caía en el agua y me llegó el olor de sus orines, que para mi era como oler a rosas. Al voltear y verme gritó.

-¡Ay! Paquito, estás aquí, yo pensaba que no había nadie. Discúlpame, -me dijo roja de vergüenza-, pero ya voy a terminar y me salgo…

Se calló al verme desnudo, Yo no dije nada, solo estaba mirando sus nalgotas blancas sentadas en la taza de baño, pero mi cipote estaba completamente parado, pegado casi a mi ombligo y se bamboleaba enardecido, dispuesto a pelear y abrirse paso contra cualquier cuquita u ojetito cerrado.

Tomo unos trozos de papel sin quitarme la vista de mi garrote, y con una lentitud que se me hizo eternamente maravillosa, se limpio la panochita y poco a poco se subió el calzón. Reaccioné hasta que el vestido cayó sobre sus piernas.

-¡Vaya mi Hijo! Si que has crecido, vaya tamaño de carne que tienes entre las piernas criatura, y salió sonriendo.

Cuando llegue por primera vez a la casa de mis tíos, me enteré que mi tía estaba enferma, padecía de algunos extraños desmayos repentinos. En todos estos años, nunca me enteré que se hubiera desmayado dentro de la casa, todos sus desmayos fueron afuera, tal vez le hacía mal el aire o algo así. Mi tío mando a los hermanos de José y a Tomaza a tomar un curso de primeros auxilios y ellos eran los encargados de dárselos en caso de que le ocurriera algún desmayo. Tanto Los hermanos como el tío de José, como que tenían prohibido entrar a la casa porque nunca lo hacían, así que me imaginó que era Tomaza la encargada de darle auxilio si se desmayaba dentro de casa. Varias veces me tocó ver a mi tía desmayada, pero siempre estaba lejos y cuando me quería acercar, los hermanos de José, me decían que me alejara, que le hacía falta aire, y se la llevaban cargada a su casa para curarla.

El día que me vio desnudo mi tía, en la tarde se fue a nadar junto con mi tío. Los hermanos de José siempre serviciales, les llevaban bebidas, y le pusieron su crema a mi tía, pero esta vez sin sobarle las nalgas. Al salir del agua, tuvo un desmayo. Mi tío les dijo a los hermanos de José que la llevaran a su casa a curarla, mientras el iba a la ciudad a un mandado. Felipe la tomo de los brazos y Pancho de las piernas y se la llevaron.

Me acerque sigilosamente, la puerta se abrió y apenas tuve tiempo a esconderme, era Felipe que le hablaba a su tío.

-¡Ándele tío! Apúrese que ya no aguantamos, la doña lo necesita.

-Sin mi ayuda no pueden hacer nada, jaja – Les dijo el viejo Tobías, metiéndose a la casa a paso lento-.

Cuando cerraron la puerta me asome por la ventana, estaba mi tía recostada, el viejo Tobías, le quito su bikini, la puso bruscamente boca abajo y con sus manos toscas y callosas le separó los cachetes de las nalgas, apareciendo su rosadito ojete cerradito. Tobías lambio pausadamente, le recorría toda la raya de la cola con la lengua y regresaba al culito. Mi tía gemía, primero suavemente y después en forma escandalosa:

-¡Ah! ¡Arrgg! Si, despacio. –Susurraba-. Asi, ah, ah, ah. ¡Oh Fernando, tu lengua me mata!

Me quedé anonadado, como era posible que confundiera al viejo Tobías con mi tío Fernando, además si estaba desmayada, ¿como era posible que estuviera hablando? Mientras tanto el viejo Tobías tenia toda la cara incrustada entre los cachetes del culo de mi tía Lucía, con una mano le levantaba una nalga mientras con la otra la presionaba hacia abajo y viceversa a una velocidad endemoniada. Mi tía empezó a mover el culo hacia arriba y a gritar:

-Me gusta, me vuelves loca. Así, así. Ay, que rico.

Felipe y Pancho ya se habían desnudado y le daban cachetadas a su garrote haciendo que se bamboleara de un lugar a otro. Tobías le dio vuelta y empezó a mamar su panocha, lambía la parte interna del muslo de una pierna hasta llegar a su raja, y subía lambiendo hasta el muslo de la otra pierna y volvía a regresar, hasta que se centro en la pequeña protuberancia que salía de su raja y chupo apasionadamente.

_¡AAy! Me vengo cariño, Fernado, me vengo, tomate mis jugos, papacito. Mmmhhhh, que rico.

Mi tía empezó convulsionar y a mover frenéticamente su cintura, hasta que cayó desmayada (ahora si de verdad, jeje). Cuando Tobías se despegó de la panocha de mi tía, sus gruesos bigotes estaban empapados de su jugo. Se sacó el garrote y se lo puso en la boca a mi tía, que empezó a mamarlo apasionadamente en gratitud al poderoso orgasmo que había tenido. En la boca de mi tía se le puso completamente dura la verga, después se metió entre las piernas y se la dejo ir hasta el fondo. Tobías con sus enormes bigotes besaba a la hermosura de mi tía, mamaba sus pechos y la tenia fuertemente sujeta de las corvas de sus largas piernas y bombeaba lentamente con fuerza, adentro y afuera, adentro y afuera, hasta que salio y sujetándola fuertemente de los cabellos, se la introdujo en la boca y se vació. Mi tía chupaba con frenesí mamando y tragando toda la leche que de la verga canosa de Tobías expulsaba.

-Ya esta en su punto, es toda suya. –Dijo cansado el viejo Tobías, mientras se vestía y se dirigía a la puerta-.

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