El señor ministro Arias para conquistar/ascender quiso enamorar a la bella reina/actriz Valerie Domínguez y le dio un agro ingreso seguro… Y ella no lo amó pero hubo escándalo. Y rating. Y mala política.
Y a ella como al ministro no les pasará nada. Seguirá siendo muy linda y él muy tonto. Ella seguirá siendo bella y eso basta, y él el menor de edad que depende de papito y mamita.
Carisma absoluto para una, cinismo proverbial para el otro.
Y ella reinará en la pantalla. Y él en la politiquería.
El televidente de telenovelas no ve noticias, luego nada afectará. Seguirán creyendo que la minoría ética de ella y de él son problemas menores.
Para los que si vemos noticias y pensamos que la ética es importante en un país de cafres, Valerie Domínguez y el mayor de edad Andrés Arias serán los símbolos del cinismo; graduarla de campesina fue un acto del grotesco político; y que ella lo aceptara la hace ver como una mujer sin referentes ni valores.
Pero es Colombia, la hacienda Colombia, la bella campesina Domínguez y el débil Arias deben recordar que para los televidentes de telenovela, o sea todos los colombianos, nuestras heroínas y galanes deben serlo en la pantalla y en su vida privada. ¡No te odiamos Arias, es un asunto de ética! ¡Respondé!