Aún bajo la nieve, Washington se prepara para otra tormenta
Al menos 100 mil hogares permanecen aún sin servicio de electricidad, especialmente en Maryland y el área de Bethesda, muy cerca de Washington.
Tres días después de una devastadora tormenta de nieve que ya se ubica en los libros de récords como la cuarta más de grande de toda la historia, Washington y sus alrededores continuaban paralizados este lunes, salvo por camiones retroexcavadoras y palas que intentaban reacomodar el medio metro de nieve que cayó, y que una frígida temperatura de menos 5 grados bajo cero mantenía sin derretir.
Y lo peor: otra tormenta de nieve está prevista para la noche del martes y la madrugada del miércoles. Los distintos modelos y radares indican que caerían entre 15 y 30 centímetros más. Una cifra que ubicaría este invierno 2009-2010 como el más fuerte - en términos de precipitación- que se ha registrado desde que se comenzaron a tomar mediciones a comienzos del siglo pasado. Este lunes todo el gobierno federal, más los gobiernos locales y estatales, amanecieron cerrados hasta nueva orden.
Lo mismo sucedió con colegios, universidades y la mayoría de negocios del área, salvo por algunos restaurantes, supermercados, hospitales y servicios de emergencia.
Y a un costo económico altísimo: solo un día de cierre del gobierno federal cuesta unos 100 millones de dólares en productividad. Las autoridades calculan que si a eso se suma los costos de los equipos de remoción, más las pérdidas en el sector privado y los gobiernos locales y estatales, la cifra ascendería a los mil millones.
El frío es tan intenso en las casas y viviendas que muchas familias se han pasado a vivir a donde amigos que si cuentan con servicio, o a hoteles del área, donde los cupos ya se agotaron también. En términos de transporte, la situación continuaba a media marcha.
Las empresas de energía anticipan que tardarán varios días, sino semanas corrigiendo el problema. Aunque la mayoría de hogares del área usa el gas como fuente de calefacción, otros dependen de la energía eléctrica, lo cual tiene en alarma a las autoridades dada las bajas temperaturas que se registran, en algunos casos dos o tres grados bajo cero.
Así mismo, las autoridades anticipan que les tomará muchas horas poder limpiar calles y andenes lo cual quiere decir que la zona operará a media marcha por ahora.
El presidente Barack Obama fue de los pocos que desafió el clima para asistir a una reunión en el Congreso con e Comité Nacional Demócrata. Pero su aventura estuvo algo accidentada pues su carro se estrello, ligeramente, con otro de su caravana que iba adelante. Obama catalogó la tormenta como un "snowmageddon", un juego de palabras en alusión al "Armageddon", o Apocalipsis, la gran batalla final mencionada en la Biblia que precede al fin del mundo.
El aeropuerto internacional de Dulles, en Virginia, comenzó a operar pero de manera limitada y poniéndose al día con vuelos que estaban postergados desde el viernes. En el aeropuerto Reagan y el Baltimore-Washington, los otros dos que prestan servicio al área, la situación era muy similar.
En cualquier caso, tan solo llegar a los aeropuertos -o desde ellos, es toda una odisea pues únicamente las autopistas están despejadas de nieve -parcialmente- y los taxis no se aventuraran a entrar en los barros.
Así le pasó a Diane Makuc, que necesitó dos días para poder alcanzar su vuelo del lunes en la mañana. Primero, desde su casa en Bethesda, arrastrando la maleta por dos cuadras sepultadas de nieve hasta llegar a una intersección donde la esperaba un taxi. De allí, dos horas de camino a 30 kilómetros por hora para llegar a un hotel donde pernoctar. Y a la mañana siguiente, de madrugada, otro taxi rumbo a Dulles.