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 |  Inseguridad, el mayor reto de la presidenta electa de Costa Rica, Laura Chinchilla
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Inseguridad, el mayor reto de la presidenta electa de Costa Rica, Laura Chinchilla
Lo principal es buscar alianzas regionales de seguridad.
Enfrentada a una grave crisis de violencia y a un crecimiento de la delincuencia alentada por la inequidad social y la incursión de mafias colombianas y mexicanas del narcotráfico, la flamante presidenta electa de Costa Rica, Laura Chinchilla, anunció este lunes que Una de sus prioridades será buscar una alianza regional de seguridad con los presidentes de Colombia, Álvaro Uribe, y de México, Felipe Calderón.
En una breve entrevista con EL TIEMPO, Chinchilla -que no contará con mayoría simple en el Congreso, por lo que deberá recurrir a alianzas con sectores de la oposición para impulsar su programa de gobierno- reconfirmó que las relaciones con Colombia y México, así como los nexos con Centroamérica, tendrán un rango de preponderancia en su Gobierno.
"Por lo menos una de las prioridades que he anunciado es una eventual reunión con el presidente Uribe y con el presidente Calderón, para garantizar que vayamos a tener flujos de información y mayor cooperación, para aprender también de las experiencias tan complejas por las que han atravesado ambos países (en materia de seguridad) y para poder, en consecuencia, buscar mejor las estrategias para nuestro país", explicó.
Con énfasis, recalcó que Colombia y México "han sido pueblos mártires" en el combate contra el crimen organizado, en general, y el narcotráfico, en particular. Y repitió, una vez más, que admira "muchísimo" a Uribe, porque está haciendo "un gran trabajo", y que espera trabajar de cerca con el presidente colombiano para estrechar las relaciones San José-Bogotá.
Sin ejército
Para un país que desde 1948 abolió el ejército, la crisis de inseguridad se ha convertido en su más grave problema social, unido al creciente fenómeno de la miseria. Costa Rica confía su seguridad interna a una policía civil de unos 12.500 efectivos que, a veces por dificultades de equipo y a veces por corrupción, no ha logrado contener el avance de las narcomafias de Colombia y México.
Costa Rica, además, está en una posición clave entre los centros de producción de drogas en Colombia y los grandes mercados de consumo en Estados Unidos y México, por lo que el suelo costarricense es usado cada vez con más frecuencia como puente de tránsito y bodega para almacenar estupefacientes y luego reexportarlos por tierra, aire o mar a Centroamérica. El informe 2009-2010 de desarrollo humano para Centroamérica, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), advirtió que la región "se ha convertido en la más violenta del mundo", con la "mayor tasa de homicidios del planeta".
De hecho, según el PNUD, la cifra de homicidios en Costa Rica ya es de 11 por cada 100 mil habitantes, con lo que el país más desarrollado del continente igualó en ese sentido a sus vecinos del área al tener una cifra de dos dígitos. En el norte de Centroamérica, la situación es más grave, ya que el número de asesinatos en Honduras llegó a 58 por cada 100 mil habitantes, seguido por El Salvador, con 52; Guatemala, con 48; Belice, con 32; Panamá, con 19; y Nicaragua, con 13.
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