Para el Parque Biblioteca España
y el barrio Santo Domingo.
El viernes te vi convertida en
Fermina Daza
y prometí a los cuatro vientos
navegar por el rio magdalena
de tu imaginación,
ya para el lunes eras
Remedios la bella
y observe como Dios
te ascendía a los cielos
embalsamada con coros celestiales
de ángeles que a viva voz
proclamaban tu nombre,
salmo enviado
a nosotros
pobres mortales que nos regocijamos
con tu hermosura,
el martes: un poema de Gómez Jattín
el cual leí a la brisa y los calores de la tarde,
para vos, para tus ojos
y tus oídos que
escuchaban al poeta sinuano
a través de mi boca;
el miércoles no te dibujaste
en mi pequeño espacio y tiempo
que ahora
trascurre en esta
montaña habitada
por libros y palabras
lejanas a mi otra montaña
escondida allá en los
recuerdos,
pero antes de escapar de tan magnánimo lugar
apareciste de la nada –mística revelación-
transformando todo en la región llamada Alfheim
donde habitan los Elfos blancos,
ayer me escondí tras el sol cuando este
estaba en pleno furor,
desde las aves mecánicas que cruzan tus cielos
mire por última vez la montaña
en la cual quizás eras
Dulcinea del Toboso –o Aldonza Lorenzo-,
Tal vez fueras la Señorita Cora,
Mas no sé
En qué libro
En que palabras te me habías perdido.
Hoy decidí no buscarte más dentro
de las letras
pues he comprendido
que sos
un libro no escrito, un personaje
nunca
creado, eres
mujer que existe
y que vuelve mi alma sublime
cuando mis anhelos y ganas
son leerte en estas tardes soleadas,
en las noches de silencio.
05.02.2010.
Samuel Salazar Blandón.