La educación y la salud en cualquier país son un derecho primordial en sus respectivas sociedades, y generalmente los países velan porque esos derechos se cumplan a cabalidad para todos los ciudadanos, sin distinción de raza, credo o situación socioeconómica.
No obstante, ese no parece ser el caso de Colombia. Para una persona de bajos ingresos la educación superior y en algunos casos la educación primaria y secundaria son un lujo y se hacen inalcanzables. La difícil misión de conseguir un crédito, que se convierte para muchos en la única posibilidad de acceder a la educación superior; y la situación económica de muchas familias impiden que sus hijos puedan tener una educación de alta calidad.
Si bien la educación pública es gratuita, su nivel no es siempre el mejor, puesto que no reciben los recursos suficientes para adquirir mejores materiales educativos o nuevas tecnologías de aprendizaje, y es un bache enorme que por más cooperación que reciban de la empresa privada no se logra suplir completamente y más que un problema de índole local es un problema de índole nacional. Las universidades públicas cuentan con mayores recursos, pero muchas veces no son accesibles para muchos jóvenes que desean continuar sus estudios; y si bien, aunque pueden aspirar a obtener rebajas con el SISBÉN, los gastos siguen siendo altos en algunos casos.
Pero más aún es el panorama alrededor de la salud. Los infames 'paseos de la muerte', la falta de atención en un hospital por falta de un seguro, la no atención por no tener cómo pagar...¿cuándo fue que dejamos que la salud la volvieran un negocio? Creo que ningún país decente permitiría eso, es una situación denigrante y vergonzosa de debería generar conciencia. Incluso, con el famosos SISBÉN, muchas personas pueden recibir atención en salud a bajo costo, pero su calidad no es que sea la mejor.
Tal parece que para las personas que no tienen mucho no hay muchas posibilidades de obtener derechos, porque eso son, derechos que la Ley garantiza. Pero asombra aún más la actitud de aquellos que ven que alguien demanda estos derechos decir: "Que paguen, que yo también pago por ello..." o "estos remilgados lo quieren todo regalado..." Si usted es una de esas personas que piensa cosas como éstas, piénselo dos veces; no están demandando cosas extravagantes o exigen satisfacer un capricho material, están exigiendo un derecho, un derecho que no debe ser negado a nadie por una raza, una religión o el estrato social en que se encuentre. Las puertas de la salud y la educación no se deben cerrar, porque cuando se cierran, se cierran oportunidades para que el país tenga un futuro mejor.