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Predeterminado Mi marido me regaló un Masaje con trío incluido Calificación: de 5,00

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MI PRIMER TRIO CON MASAJE INCLUIDO (relatado por Ivanna)

Hace unos veranos atrás, mi esposo y yo, nos fuimos de vacaciones a Mar del Plata. Pasamos unos días geniales y disfrutamos a full, pero casi sobre el final de nuestro recorrido, sucedió algo increíble que hizo que las disfrutáramos el doble,
por fin nos animamos a llevar a cabo un Menage a Trois, como tantas veces habíamos fantaseado.

Todo empezó un día cuando regresábamos al hotel de una de las excursiones, tomamos un colectivo urbano y por el cansancio que llevábamos, parecíamos dos desconocidos. En determinado momento un chico de unos veintipico de años, y que llevaba uniforme de oficial de marina, quizás sin percatarse de que yo estaba con mi marido, se puso detrás mío y con el movimiento del colectivo y la gran cantidad de gente que había no tardó en comenzar a rozarme su verga en mi colita, yo me hacía la desentendida y lo miraba a Juanchi (así se llama mi marido) que estaba distraído mirando por una de las ventanillas, no se que me pasó, creo que en ese momento me volví loca, pero la sensación de ser apoyada por un chico uniformado me hizo excitar, entonces como quien no quiere la cosa, ante cada frenada y arranque del colectivo, me hacía la tonta y empujaba mi colita disimuladamente hacia atrás, por momentos su pene se juntaba groseramente con mi cola y gracias a esto sentí como la verga del chico despertaba y se incrustaba en la raja de mi cola, casi sintiéndola sobre mi piel debido a que llevaba una calza súper finita.

El viaje no duró mucho tiempo, pero mientras estuvimos en el colectivo, el marinerito no paró de brindarme todo su apoyo. La verdad es que la situación me había hecho recontra calentar y tenía mi conchita caliente y húmeda, cuando llegamos al Hotel lo primero que hice fue sacarme la ropa y meterme a la ducha fría. En ese momento Juanchi se acercó con la parte de abajo de mi bikini en la mano y al verla toda húmeda me dijo –se ve que te calentó un poquito el marinerito ese cuando te arrimó la verga mi amor- al escuchar esto me puse roja como un tomate, no sabía que decirle, y le respondí –no seas tonto, es que había mucha gente en el colectivo, pero tengo que confesarte que en ese momento mi mente se transformó en una pelicula porno imaginándome el trío del que hablamos tantas veces- -entonces si a los dos nos excitó la situación porqué no intentamos llevarla a cabo- me dijo Juanchi. Los dos entusiasmados decidimos dar el paso hacia delante y aceptamos mutuamente.

El tema era como llevaríamos a buen puerto la fantasía, finalmente decidimos contratar a un masajista, para que me haga unos masajes relajantes y algo más, obviamente. Después de bañarnos fuimos a buscar a una de las computadoras del hotel, a alguien que reuniera los requisitos buscados, entramos en varias páginas de acompañantes de la ciudad y vimos varios anuncios, algunos sin foto y otros que si tenían fotos y mostraban a chicos de muy buen cuerpo que ofrecían sus servicios en la zona de la costa marplatense, pero a mi me llamó la atención uno y le dije a Juanchi quiero ese, un muchacho que según el anuncio se llamaba Martín, rubio de pelo largo (en las fotos tenía la cara tapada por razones obvias), de cuerpo atlético y muy bien formado, pero lo más importante era que dejaba ver una verga descomunal en una de sus fotos, apenas la vi pensé: quiero probar esa verga, y cuando a mi se me mete algo en la cabeza es difícil hacerme cambiar de opinión. Finalmente convencí a Juanchi y decidimos elegirlo a él, entonces lo llamamos y quedamos en encontrarnos en media hora en el departamento donde el chico brindaba sus servicios.

Cuando llegamos nos hizo entrar a su departamento y me sorprendí gratamente al verlo primero porque de cuerpo estaba igual que en las fotos que habíamos visto por Internet, y segundo porque de cara era lo suficientemente lindo como para que no me dieran ganas de salir corriendo del lugar, algo que temía podía ocurrir porqué su rostro estaba borroneado en la página web. La verdad es que Martín tenía un lomo bárbaro, Juanchi arregló el precio con el chico y acto seguido Martín me dijo donde estaba el baño para poder descambiarme tranquila, entonces entré y me saqué toda la ropa dejándome puesta solo una tanguita.

Volví a la habitación y por más calentura que tuviera me dio un poco de vergüenza que un desconocido me viera desnuda, así que rápidamente me acosté boca abajo en la camilla de masajes solo con mi tanguita y tapándome la cola con una toalla. Cuando ya estaba recostada, Martín también comenzó a quitarse la ropa, me asombré porque pensé que se iba a quedar por lo menos con ropa interior puesta, pero se sacó absolutamente todo, quedándose totalmente desnudo, el cuerpo que tenía era espectacular, muy bien formado y trabajado seguramente después de muchas horas de gimnasio, pero casi me desmayo cuando observé ese pedazo de carne colgando entre sus piernas, era una verga monumental, absolutamente depilada al igual que sus testículos, en vivo y en directo parecía todavía más grande que cuando la vimos en la foto.

En ese momento se acercó hacia mi, se puso a un costado de la camilla y comenzó su trabajo, al principio mi corazón latía fuertemente, me sentía como tiesa, estaba rígida de los nervios, el chico se dio cuenta y me dijo que me relajara y empezó a frotarme suavemente la espalda ante la atenta mirada de mi marido, en las manos tenía un aceite con una fragancia exquisita, todo esto hizo que la situación sea muy excitante y poco a poco fui relajándome y aflojando un poco las piernas. Ubiqué mi cabeza de costado, de tal manera que que veía su entrepierna, no podía apartar la vista de su verga que a pesar de estar flácida era realmente gigante.

Juanchi se sentó en el borde de una cama que había en la habitación, y me miraba mientras Martín acariciaba mi cuerpo, el masaje continuo por toda la espalda, cuello, hombros, piernas y brazos, realmente tenía unas manos espectaculares, por momentos era suave y por momentos intensificaba sus movimientos, lo que provocaba que muy suavemente mientras me masajeaba me frotara muy sutilmente la verga por mis brazos, los cuales tenía uno a cada lado de mi cuerpo, estratégicamente ubicados, para que me rozara con su verga cada vez se acercaba a mi, en ese momento tenía unas ganas tremendas de agarrársela, pero me contuve para no parecer tan desesperada.

Luego los masajes llegaron a mi cola, entonces Martín sin previo aviso corrió la toalla, y empezó a acariciarme los cachetes de una manera muy sensual, luego metió sus manos entre mis piernas y masajeó la parte interna de mis piernas, sentí como su mano aceitada resbalaba por mis muslos y rozaba disimuladamente con sus dedos la zona anal y los labios vaginales, haciéndome erizar todo el cuerpo, a esa altura mi conchita chorreaba de excitación.

Juanchi observaba la escena frotándose el bulto por sobre el pantalón. Estuve a punto de acabar cuando Martín me pidió que me diera vuelta y me ponga boca arriba, giré mi cuerpo y el con sus manos agarró las tiritas de mi tanguita y me la bajó muy suavemente hasta sacármela por completo, ya a esa altura estaba tan excitada que no me importaba nada y no me resistí en ningún momento, su masaje por mi pecho, acariciándome las tetas y los pezones con una mano, mientras con la otra seguía acariciándome la zona interna de mis muslos, hasta que muy suavemente comenzó a subir su mano hasta apoyarla en mi concha que estaba ardiendo, luego con sus dedos me acarició el clítoris y ya no aguanté más, estiré mi brazo y acerqué mi mano muy despacio hacia su verga y cuando logré alcanzarla comencé a acariciarla muy suavemente, la frotaba tiernamente con movimientos de arriba hacia abajo, y sentía como ese pedazo de carne iba creciendo aferrado a mi mano.

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Última edición por ivanna01; 07-01-2010 a las 09:54:56
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