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Antiguo 20-11-2009 , 08:05:25   #2
**CM PUNK**
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Predeterminado Respuesta: Respuesta a Heinz Dieterich

Hoy sabemos que las Tesis de Abril llevaron a Rusia a un callejón sin salida.



Plejanov, Kamenev, y los jefes mencheviques, tenían razón: ellos sostenían que una revolución socialista no se decreta si las condiciones materiales, la economía del país, sobre todo, no han logrado un determinado grado de desarrollo. Ese era el caso en la atrasada Rusia. Pensaban que todo intento de quemar esas etapas llevaría a la catástrofe. Hoy sabemos quién tenía la razón. Dieterich piensa que los mencheviques se equivocaban.



Heinz Dieterich piensa que la revolución venezolana debería dar ya mismo el gran “salto cualitativo”; que Hugo Chávez debería meterse en el chaleco mental del Lenin de abril de 1917. Es decir, que Hugo Chávez debería declarar ya el socialismo y abocar la destrucción rápida de toda la propiedad privada, de los partidos “burgueses” y de las clases sociales “agónicas”. En el párrafo más alucinante de su artículo, Dieterich lamenta que Chávez haya dejado pasar el tiempo sin embarcarse en esa tarea “histórica”. Chávez, dice, “ha perdido la oportunidad de oro del salto cualitativo en su prolongado cenit de poder (2004-2009), y no parece probable que la pueda recuperar, porque en unos ocho meses comenzará la fase virulenta de la agresión militar colombo-estadounidense”.



El texto de Dieterich está destinado al debate interno que precede el congreso del Movimiento continental bolivariano, que se celebrará en diciembre en Caracas, donde las facciones más lunáticas de esa corriente, dirigidas en realidad por las FARC, someterán al déspota de Caracas a una crítica en regla, en el mejor estilo leninista, por la supuesta falta de audacia del gran líder, si antes no son cazados por la policía chavista.



En doce líneas, Dieterich pretende despachar, por otra parte, el tema de Bolívar y del significado de su obra emancipadora en Suramérica y, aún peor, trata de demostrar que Bolívar fue una anticipación de Lenin.



Dieterich caricaturiza a Bolívar al decir que dirigió una “una revolución social”, en Venezuela. Nada es más falso.



Veamos. El periodista señala que Bolívar “importó” un esquema que nadie conocía ni quería en ese momento: “la revolución burguesa europea”. Dice que Bolívar “lo acondicionó a las condiciones sudamericanas y lo implementó”. Todo eso es inexacto --pues Bolívar no fue, ni en Venezuela y ni en la Nueva Granada, el único patriota inspirado por el republicanismo francés y el liberalismo europeo--, pero vamos al punto. Al mismo tiempo, Dieterich asegura que Bolívar, “al igual que Lenin, dio el salto cualitativo hacia una nueva civilización, convirtiendo un conflicto de hegemonía en una revolución social”.



¿”Revolución social”? Dieterich se enreda los pies y cae de bruces estrepitosamente. ¿Quién puede creer que el modelo que “importó” Simón Bolívar, es decir la “revolución burguesa europea” era simplemente una “revolución social”? La llamada “revolución burguesa europea” fue una magnifica revolución política. Eso lo sabe todo escolar latinoamericano. Quienes preconizaban la “revolución social” eran los enemigos de Bolívar, los Boves, los Piar, etc. El odio de Tomás Boves por la aristocracia criolla lo llevó a hacer la guerra por su cuenta y a combatir en el campo realista y en el campo republicano. El creía en la guerra de razas. El atizó el odio de los “pardos” y de los llaneros, contra los patriotas, contra los propietarios blancos, republicanos o no. Piar, después, en el campo patriota, cayó en lo mismo. Piar era un héroe patriota, el vencedor de El Juncal y de San Félix. Bolívar, sin embargo, lo hizo detener. Piar fue defendido, juzgado y fusilado. Pero antes, Bolívar escribió un manifiesto importante que fue leído en todas partes donde explica por qué la revolución no era una guerra de razas, ni una revolución social. Dieterich debería leer a Bolívar.



Por eso el odio de razas y de clases que impulsan Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez en Venezuela y Rafael Correa en Ecuador, es la negación más abyecta del pensamiento de Bolívar.



Conceptualmente imbécil, históricamente falso, intelectualmente opaco, el análisis de Heinz Dieterich pretende hacer pasar la historia de Venezuela y de Colombia por el ojo estrecho de los esquemas marxistas, es decir de una ideología que jamás pudo dar cuenta racional del sentido de la obra del Libertador. El primero en equivocarse al respecto se llamaba Karl Marx.



Igual disparate comete Dieterich cuando dice: “El Libertador latinoamericano vio en vida la destrucción de la transición democrático-burguesa por la anihilación (sic) oligárquica de la vanguardia; el Libertador europeo vio nacer el Thermidor de la contrarrevolución interna, pero su muerte imposibilitó la salvación vanguardista de la transición socialista”. ¿Cómo interpretar esas obscuras palabras? ¿Qué mensaje está enviando Dieterich con ese análisis? Es obvio que Dieterich está persuadido de que Bolívar ha debido aniquilar la oligarquía gran colombiana para que ésta no aniquilara la “transición democrático-burguesa” hacia el socialismo. Es decir para proteger un régimen que Bolívar jamás había concebido. Como Chávez debe aniquilar ya mismo la oligarquía venezolana y “neogranadina” para que su revolución no sea derrotada. Dieterich insiste en eso al sugerir que “el Libertador europeo” (ese debe ser Robespierre) ha debido aniquilar “la contrarrevolución”, es decir, el Directorio y la Convención, para que no impidieran “la transición socialista”. Sin embargo, el proyecto de una república comunista solo germinó, tardíamente, en la mente de un iluminado, Gracchus Babeuf, dos años después del fin del Terror. Desarticulada la conspiración de Babeuf en 1796, tal esquema de revolución igualitaria y clasista no prosperó nunca más. Ni Bonaparte, ni Napoleón III pensaron en eso. Dieterich debería decir si, en su opinión, Napoleón III, estuvo a punto de realizar, también él, un leninismo sin Lenin y si la “contrarrevolución” prusiana se lo impidió tras la derrota de Sedán. En fin, nada de eso es serio. Estamos ante una serie de anacronismos, ante la manía de atribuir a una época usos, nociones y prácticas que sólo existieron después.



Dieterich ve, de todas formas, la causa del bolivarismo chavista perdida. Habla de una “derrota estratégica política, psicológica y militar en Honduras y Colombia”. ¿Qué hacer entonces? Lanzarse con todo a la guerra contra Colombia y Estados Unidos. Simple. Pues, dice Dieterich, “la equivocada política del appeasement ante Uribe y Obama, en ambos conflictos, se pagará cara en el futuro cercano.” Ese planteamiento no se distingue en nada del de las FARC.



Es curioso ver cómo Dieterich tiene una respuesta para todo. En cada solución que propone, la noción de guerra, de aplastamiento, de aniquilación, está presente. Se ve que Dieterich es un buen discípulo de Federico Engels, el inventor del aniquilamiento de razas enteras, de la liquidación de pueblos “moribundos”, como los checos, los dálmatas, los vascos, los eslovenos, los poloneses y los escoceses, entre otras civilizaciones que había que “empujar a las llamas”, pues constituían, según el padre del “socialismo científico” “residuos históricos”, pueblos “sin futuro” que jugaban un papel reaccionario. El texto donde Engels dice eso, escrito en enero-febrero de 1849, en La Nueva Gaceta Renana, no fue el único aporte en ese sentido. Karl Marx escribirá otro en 1852 (algunos dicen que fue escrito por Engels pero firmado por Marx) no menos nauseabundo, en el que propone la extinción de los criollos franceses y españoles de Centroamérica. Refiriéndose a los textos de esa época, George Watson concluye que “esa franqueza brutal es, quizás, la principal herencia de Marx y Engels a Hitler y Stalin”.



En todo caso, el mensaje que Heinz Dieterich envía a los jefes de la revolución bolivariana es claro: el momento ha llegado de “aniquilar” las oligarquías venezolana y neogranadina y el imperialismo para que la revolución socialista venezolana pueda sobrevivir. Vasto programa.



Lo más curioso es que el texto de Dieterich podría ser otra cosa aún más grave: un recado que La Habana no podría hacer sino por vías indirectas al jefe de la revolución bolivariana para que se lance a lo irreparable, al ataque de Colombia y de las clases sociales, empresa y medios de comunicación en Venezuela que le resisten. Es decir, los hermanos Castro querrían que Hugo Chávez pase el Rubicón y haga algo idéntico a lo que hizo Fidel Castro en 1960 cuando lanzó la ruptura cuasi total con Estados Unidos al ordenar la confiscación de las grandes empresas norteamericanas en Cuba, luego de haber obtenido garantías de apoyo soviético.



El problema es que el mundo actual no es bipolar, que Chávez no está convencido de que las fuerzas militares de su país lo seguirán ciegamente, ni que la Rusia no comunista de Medvedev, a pesar de los lazos especiales tejidos en estos últimos años, saldrá a defenderlo con la vehemencia que tuvo Khruschev ante las aventuras de Castro en agosto de 1960 y abril de 1961.

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