La última fase decreciente.
El crecimiento de post-guerra se mantiene hasta 1968. En 1971-1973 se presenta una crisis mundial recesiva, agravada por el aumento de los precios del petróleo, acá se inicia la última fase decreciente.
Luego surge la teoría neoliberal que responsabiliza de la crisis a la intervención de la economía por los estados y plantea que la economía se auto regula por la acción del mercado, que el libre juego de la oferta y la demanda garantiza la estabilidad económica y la justicia social y, que se debe volver a privatizar todas las empresas estatales y quitar los subsidios que el Estado otorga.
Se vuelve a tener otra recesión en 1981-1983 y se profundiza desde 1987 con el desplome mundial de las bolsas de valores, en 1989 se da la crisis del crédito en los Estados Unidos, en 1994 se da la caída de México, en 1997 se presenta la caída financiera de Asia Oriental o de los llamados “tigres asiáticos”, en 1998 cae la economía de Rusia, en 1999 se desploma Brasil, en 1999-2000 se presenta el derrumbe de la industria de la computación o informática, que deja más de 7 billones de dólares en pérdidas. En el 2001-2002 se quiebra la ENRON, la tercera compañía energética de los EEUU, acompañada de la caída de Wall Street y una recesión. En 2001-2002 se da el colapso financiero de Argentina.
Como un mecanismo para reactivar la economía después del 2002, los bancos de EEUU bajan las tasas de interés al 1%, y se prioriza la construcción y las industrias que la complementan, como la eléctrica, manufacturera, de muebles, hidráulica, metalmecánica, siderúrgica, cementera y demás. Con esos bajos intereses la población adquirió alrededor de 11 millones de viviendas. Luego vuelven a subir el monto de los intereses y los créditos de viviendas se vuelven impagables. Los bancos tratan de rematarlas y debido a sus altos costos nadie las compra, convirtiéndose en deudas de difícil cobro, llevando a los bancos a colapsar. En el momento existen 6 millones de personas que no han podido pagar las cuotas y 5 millones que no podrán hacerlo en 7 años. Los bancos hipotecarios le pasan las cuentas a empresas de cobro, para recuperar parte de las deudas y estos a su vez comienzan a revender las deudas en bonos, regándose en todo el mundo del llamado mercado Subprime o deudas basura.
De la crisis hipotecaria a la gran depresión
En julio de 2007 estalla la crisis de las hipotecas Subprime, que pone en evidencia que hay más de 5 billones de dólares que no pueden cobrarse. Inicialmente se quiebra la mayoría de bancos hipotecarios, luego la quiebra alcanza a los bancos que los respaldan y se extiende a las empresas aseguradoras. Los bancos quebrados son comprados por otros grupos a precios muy bajos, con la ayuda de préstamos estatales, dándose un proceso de centralización y mayor monopolización. Producto de eso, el sistema financiero queda en manos de tres grupos principales: City Bank, JP Morgan Chase y Bank of América, que cada vez necesitan más subsidios.
Desde enero del 2008, la caída de los bancos y de la industria genera la caída consecutiva de las bolsas de valores del mundo, dándose una serie de terremotos, con réplicas consecutivas que aún no terminan.
La crisis es tan grave, si tenemos en cuenta que el crash de 1929 se dio por el pánico que produjo la caída de Wall Street del 9,12%, pero en la crisis de 1987 la baja fue del 13,17% y en el 2008 la baja fue del 35%.
La crisis hipotecaria, financiera y bursátil se traslada a la producción, inicialmente colapsa la industria de la construcción en el 2007 y el 2008 la automotriz con sus industrias complementarias o dependientes, como pintura, electrónica, siderúrgica, entre otros. Se paraliza la producción de vehículos debido a la superproducción, estas empresas solicitaron al estado un monto inicial de 34 mil millones de dólares para salvarse, solamente se les otorgaron 17 mil millones, que sólo son un pañito de agua tibia para el enfermo de cáncer. La General Motors, la Ford y la Chrysler les tocó enviar a los empleados a vacaciones forzosas y está cerrando fábricas en Méjico, Canadá, Asia y Estado Unidos. La industria del acero ha caído en el 50% desde septiembre del 2007 y pide al Estado inversiones por 2 billones de dólares para reactivarse.
La recesión ya ha venido causando sus estragos sociales, el año pasado en EEUU se dio el despido de más de 2,6 millones de empleados, sólo en los dos últimos meses del año se perdieron más de un millón de empleos y la OIT calcula que entre el 2008 y el 2009 se perderán cerca de 20 millones de puestos de trabajo en todo el mundo, lo que significa que al terminar el año habrá 210 millones de desempleados. Además, Bush acabó con el seguro del desempleo, generando una gran masa de gente que no tiene como sobrevivir y se suma a los 40 millones de personas que están por debajo del nivel de pobreza. Ya hay 32 millones de personas que buscan la comida gratis en entidades caritativas. Muchos de los inmigrantes que llegaron a disfrutar del “sueño americano”, están retornando a sus países de origen debido a la crisis económica y la represión que se agudiza contra los extranjeros.
En EEUU, en octubre de 2008 se reúne el Congreso y aprueba una ayuda de 700 mil millones de dólares para evitar que el pánico financiero se generalice. Esa cifra se suma a otros auxilios que vienen haciendo los Estados desde finales del 2007, como los 85 mil millones de dólares entregados a la quebrada AIG, la empresa de seguros más grande del mundo, o el otorgado al Citigroup por 300 mil millones de dólares para salvarlo de la quiebra. La Reserva Federal gringa ya ha aporta cerca de 1,5 billones de dólares, Europa le ha venido aportando a la crisis más de 2 billones de dólares y los países de Asía han ayudado con más de 1 billón de dólares.
Ese gran volumen de dinero que le inyectan los Estados, principalmente al sistema financiero, además de ser un factor que aumenta la inflación, también es un dinero que no va a estimular la reactivación de la economía productiva, por la contracción de mercados y los riesgos de quiebra, sino que van destinados a aumentar las dinámicas especulativas y por tanto van a agravar la crisis.
Es decir, que el neoliberalismo es una doctrina que prohíbe que el Estado brinde subsidios a la población, pero que sí los considera válidos para ayudar al gran capital. Se cumple así el lema capitalista que privatiza las ganancias y socializa las pérdidas.
En plena aplicación de la doctrina neoliberal, es la intervención del Estado la que ha impedido que la crisis toque fondo y el último ciclo se esté alargando por encima de los promedios anteriores. La crisis se ha convertido en recesión y se espera que la gran depresión se presente en el 2009 o 2010.