Suele ocurrir que la experiencia y la práctica revolucionarias dan soluciones a problemas que en la teoría pueden permanecer largo tiempo sin resolver.
Recientemente, el ministro Alí Rodríguez Araque afirmó, correctamente, que el éxito de la lucha contra la inflación y la delincuencia dependía de la participación del pueblo organizado.
Vivimos una nueva época, cuyo signo más relevante es la agonía del viejo mundo burgués, caracterizado por la explotación y exclusión de las masas populares y el dominio del imperialismo sobre los pueblos de la periferia capitalista; es la época del nacimiento de un nuevo socialismo, basado en la emancipación de los trabajadores, en la justicia social, en la solidaridad y ayuda mutua.
En esta época, las masas populares juegan un rol decisivo, ellas son las que mediante su acción consciente y organizada, cambian la historia, entierran las viejas formas sociales y abren paso a un nuevo tiempo histórico, al nacimiento de la emancipación de los pueblos y del socialismo del siglo XXI.
De la extensión y profundidad de la organización y conciencia del pueblo, depende su fuerza, su capacidad para acelerar y culminar el proceso de hundimiento del viejo sistema y de alumbramiento de la nueva época revolucionaria.
Pero, este proceso, de participación organizada y lucha consciente del pueblo para cambiar la historia y acelerar el paso a una nueva época, no ocurre de modo espontáneo. Es el resultado de la acción de un partido revolucionario y de sus dirigentes que, basándose en una teoría avanzada y en las leyes que rigen el desarrollo social, organizan y elevan la conciencia política del pueblo e impregnan sus luchas de contenido revolucionario. El resultado es el pueblo organizado de que habla acertadamente Alí Rodríguez.
Para que el pueblo organizado pueda cumplir su rol en esta época, requiere que exista un partido revolucionario
El partido revolucionario es la parte más avanzada y más consciente del pueblo; es su vanguardia y su jefe político. Un pueblo sin un partido revolucionario capaz de guiarlo diariamente, organizarlo constantemente y nutrirlo permanentemente de la ideología revolucionaria, no está en capacidad de jugar su rol transformador de la historia, por el contrario es confundido por sus propios enemigos.
Lo que le falta al polo democratico de Colombia. aprendan mijo.