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Antiguo 06-11-2009 , 15:33:44   #2
e-che
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e-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Diosese-che Entro a la batalla de los Dioses
  
Kaffeetrinker 2 Los acuerdos de comercio y la salud en los países en desarrollo (II)

Las personas que defienden y promueven la propiedad intelectual argumentan que la protección es necesaria a fin de ofrecer incentivos para la investigación. Pero las compañías farmacéuticas gastan mucho más en publicidad y marketing que en investigaciones, y mucho más en la investigación de medicinas para estilos de vida que en las medicinas que salvan vidas, y casi nada en las enfermedades que afectan a países pobres, como la malaria. Y la razón de todo esto es económica: las empresas orientan sus investigaciones hacia los campos en los que puede haber beneficios, sin considerar el valor para la sociedad. Las personas pobres no pueden pagar sus medicamentos y por ello no se emprenden investigaciones sobre las enfermedades que les afectan, sin importar el coste social que ello tiene.
Existe además muy poca relación entre las recompensas en el ámbito privado y los rendimientos sociales. Los fármacos diseñados en base a las tendencias de consumo pueden ser muy rentables aún cuando su valor social sea limitado. Este es el caso de las compañías que compiten en la carrera para ser las primeras en el proyecto del genoma humano con el fin de obtener patentes de los genes como el BRCA1 y el BRCA2 para la investigación en el cáncer de mama. El valor de estos esfuerzos ha sido en realidad mínimo aunque es verdad que en este caso se adelantó en algo más la producción de conocimientos. Sin embargo, además de la inútil duplicación de las investigaciones, el coste social fue enorme y comprendió muchas cosas más. En los EE UU, la empresa que tiene la patente de BRCA, Myriad Genetics, pondrá a la venta las pruebas genéticas a un precio que supera los US$ 2,500, lo cual quiere decir que muchas mujeres morirán a pesar de que podrían haber sido sometidas a esta prueba a un precio más bajo al descubrir que estaban en riesgo, y podrían así haber tomado las medidas apropiadas.(7)
Quienes defienden y promueven el comercio sostienen que la Organización Mundial del Comercio (OMC) incluye flexibilidades que permiten el acceso a los fármacos que salvan vidas mediante el recurso a una licencia obligatoria. Pero estas disposiciones fueron diseñadas de manera que los gobiernos lo tengan difícil para emitir dichas licencias. Si se trataba de permitir el acceso a los medicamentos esenciales para los países en desarrollo, debieron haberse permitido licencias para todos los medicamentos excepto para aquellos que no son esenciales. Tailandia o Brasil fueron sometidos a grandes presiones por parte de EE UU cuando propusieron emitir licencias obligatorias. ( Además, para que los gobiernos no se animaran a establecer unos criterios de concesión de patentes que equilibren los costes y beneficios sociales, estos acuerdos comerciales permiten que terceros a título privado demanden a los gobiernos ante la OMC (cuando en la gran mayoría de ámbitos sólo los gobiernos pueden presentar demandas ante la OMC).
Las disposiciones sobre exclusividad de datos contenidas en los acuerdos bilaterales son incluso peores en algunos aspectos, pues restringen el uso de los datos de las compañías farmacéuticas (incluso cuando éstos han sido generados a partir de investigaciones con financiación pública y/o ya publicados) con el fin de validar su seguridad y eficacia. En este sentido, algunos acuerdos comerciales parece que limitan el uso de la bioequivalencia. Si se puede demostrar que una medicina genérica es equivalente a una medicina que ya ha sido aprobada, no existe motivo alguno para no aprobarla también. Además, si una medicina demuestra su seguridad y efectividad, surgen problemas éticos si se realizan pruebas en un medicamento genérico equivalente frente a un placebo. De este modo, las disposiciones de exclusividad de datos y otras relacionadas a ésta pueden alargar la vigencia efectiva de una patente hasta por 10 años.
Pero a diferencia de las patentes, es imposible entablar una demanda en los tribunales frente a la exclusividad de datos y existen además preocupaciones por que la exclusividad de datos pudiera incluso bloquear la posibilidad de cualquier demanda antes de que el plazo de la patente expire.
Estos afectos adversos de la liberalización comercial y de los acuerdos comerciales sobre la salud son evitables. Son el resultado de la manera en que hemos gestionado el comercio, potenciando los beneficios de las compañías farmacéuticas en lugar de potenciar la salud de las personas en los países en desarrollo. Como he propuesto junto con Robert Smith y otros colegas5, es posible reformar los regímenes comerciales y la manera de financiar y fomentar la investigación en medicamentos de un modo que comporte mejoras en salud e incluso reduzca los costes.(5) y (9)

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