 Denunciante Leyenda
 |  Con ‘disfraz’ de campesinos, Farc atacaron Toribío
Calificación: de
5,00
 | Las seis víctimas del ataque del sábado siguen en hospitales de Cali. Crece el miedo. Dicen que el Ejército ya los tiene cercados, que están identificadas las casas desde donde arremeten contra la población. Que las Farc se están debilitando: los habitantes de Toribío, Cauca, deberían sentirse tranquilos. Pero no, ahora la zozobra es mayor. Antes por lo menos sabían quiénes los atacaban. Usaban camuflados y botas pantaneras. Ya ni eso. Se disfrazan de campesinos y cargan machete en el cinto. Cualquiera podría pensar que vienen de la montaña a comprar el mercado semanal. Eso fue lo que impidió que el pasado sábado, en la plaza central del pueblo, se evidenciara la presencia de guerrilleros. Así lo comentan los habitantes del pueblo. Dicen que desde que la Fuerza Pública se instaló en la cabecera, a las Farc se les ha hecho más complicado tomarse la estación de Policía. “Pero siguen dando ‘papaya’. Los policías se paran en grupos en las esquinas y eso no se puede hacer. Cuando la guerrilla los ve así, atacan”, relata un hombre que prefiere mantener en secreto su identidad. Al parecer, tiene razón. Relatan que esta vez el verdugo fue un adolescente. Cuentan que desde un parque, donde había niños vestidos de súper héroes en plena celebración del Halloween, lanzó una granada a un grupo de militares y que, por “errores de cálculo”, cayó en una casa donde cinco hombres compartían un juego de mesa. También había un bebé. “Ya no respetan, la vez pasada también incursionaron un día de mercado cuando hay más gente en el pueblo. No les importa si hay niños o adultos”, señala Willington López, familiar de uno de los heridos. Y los monstruos fueron reales Una calabaza de plástico hecha trisas aún está en el patio de la casa de Toribío que recibió el impacto de la granada. Igual de destrozada está la vida de las personas afectadas con el ataque. Absalón Benavídez despierta de manera abrupta y rompe en llanto. Ya no es el profesor de primaria que enseña matemáticas, español y biología a los niños de una vereda. Se convirtió en el protagonista de una noche de Halloween. Su rostro nunca será el mismo; no por ahora. El estallido le destruyó uno de sus ojos y hoy los médicos le dirán si la visión del otro también se nublará para siempre. Edison Gallo sólo tiene 30 años. Hombres que nunca se le acercaron y que jamás ha visto, le arrancaron las entrañas: las esquirlas de la granada le destruyeron uno de sus riñones. Su hijo Yider, de 3 años, no despierta de la pesadilla. Tiene parte del artefacto incrustado en su cabeza. Amén, los médicos de la Clínica Valle del Lili, en Cali, dicen que se salvará. Cristian López tiene un hijo, pero seguramente no tendrá más. La granada que explotó al hacer contacto con el techo de la vivienda lanzó partículas a todas partes. El designio divino de continuar la procreación humana ya no se hará efectivo en él. Carlos Alberto Arango, alcalde de Toribío, da un parte de tranquilidad. Anuncia que el niño y los cinco adultos no registran gravedad en sus dolencias y que luego de las valoraciones de los especialistas, podrán ser intervenidos, en su mayor parte del sistema visual y auditivo. Las heridas sanarán, pero la cicatriz de una noche de horror protagonizada por villanos disfrazados con trajes de ‘ejército del pueblo’, no se borrará. Rechazo a ataque Las organizaciones indígenas del Cauca, encabezadas por la Asociación de Cabildos del Norte, Acin, denunciaron el estado de terror que se vive en territorios como Toribío, donde la población más amenazada es la niñez. Organismos como la Unicef, la Unión Europea y la Institución para las Migraciones, fueron convocados por los indígenas para una mediación vital y definitiva para que cese el conflicto armado en Colombia. Datos claves •El 5 y el 7 de octubre pasados, el grupo subversivo había realizado su último hostigamiento en este municipio del norte del Cauca. En septiembre los insurgentes se refugiaron en el hospital. •El Gobierno del Cauca ha dispuesto reforzar con más pie de fuerza a Toribío, donde hay un fuerte despliegue militar que busca reducir y acabarle los espacios geográficos a los frentes de las Farc.
|