Masacre terrorista en Lucanamarca.




El 3 de abril de 1983, aproximadamente una columna de 60 miembros de Sendero Luminoso, armados con fusiles, ametralladoras, hachas, machetes y cuchillos, incursionaron en las comunidades de Yanaccollpa, Ataccara, Llacchua, Muylacruz y finalmente en Lucanamarca, todas ellas pertenecientes al distrito de Santiago de Lucanamarca, provincia de Huancasancos, Ayacucho. Como consecuencia de la acción senderista, 69 campesinos fueron descuartizados vivos, incluyendo 18 niños. La matanza fue reconocida por los propios dirigentes de Sendero Luminoso años más tarde.



Dolor en los rostros de los sobrevivientes y familiares de las víctimas de la matanza de Lucanamarca.


Cabildo abierto en la localidad de Lucanamarca, Huancasancos, con la presencia del Jefe del Comando Político Militar de la región General EP Clemente Noel Moral.



Masacre policial en Soccos.


Autoridades y familiares de las víctimas de la matanza de Socos se desplazan hasta la quebrada donde fueron ejecutados y enterrados los campesinos de ese distrito ayacuchano. En noviembre de 1983, un total de 32 campesinos, hombres, mujeres y noños del distrito de Socos, ubicado a 18 kilómetros de la ciudad de Ayacucho, fueron ejecutados extrajudicialmente por 11 comandos "Sinchis" de la ex Guardia Civil destacados en el puesto policial del lugar. Durante una fiesta los efectivos detuvieron a un grupo de pobladores y los llevaron a la quebrada de Balcón, donde separaron a los hombres de las mujeres. A éstas las violaron; después reunieron a los detenidos y les dispararon a quemarropa. Luego, mediante el uso de granadas, provocaron un derrumbe que cubrió los cuerpos de las víctimas. La única persona que sobrevivió a la masacre regresó a Socos para comunicar los sucesos. A pesar de los intentos de los miembros de la Policía por encubrir los hechos, amedrentando y asesinado a tres testigos, la población denunció la ejecución a las autoridades en la ciudad de Ayacucho. El 15 de noviembre un juez, un fiscal y efectivos de la Policía realizaron la exhumación de la fosa donde se encontraron 29 cuerpos que fueron entregados a sus familiares para que se les diera cristiana sepultura. Finalmente, el 15 de julio de 1986 el Poder Judicial sentenció a 11 policías por el asesinato de 32 campesinos de la comunidad de Socos con penas que oscilaron entre los 10 y 25 años de encarcelamiento y les impuso el pago de 120,000 intis por concepto de reparación civil. También los inhabilitó en sus funciones durante los años de encierro y cinco años después 15 policías, a su vez, fueron absueltos de todos los cargos.


En la quebrada de Balcón, en Socos, Ayacucho, el Juez destacado para la investigación examina el lugar donde fueron enterradas las 32 víctimas de la masacre perpetrada en ese lugar.




Mujeres lloran ante los cuerpos de los campesinos ejecutados por la Guardia Civil en Socos.





Campesinos de la comunidad de Socos apoyan a las autoridades en la exhumación de las víctimas de la masacre perpetrada en su localidad.





Un comando "Sinchi" de la Policia acaricia a una niña mientras la madre e hijos lloran la pérdida de un familiar en la masacre de Socos.



Familiares de las víctimas de la masacre de Socos presencian la exhumación de los cadáveres de éstas.





Autoridades de la ciudad de Ayacucho realizan la exhumación de las víctimas de la masacre de Socos.



Comando de la unidad "Llapan Atic" de la Guardia Republicana escribe el nombre de una de las víctimas de la masacre de Socos en una piedra de la quebrada de Balcón durante el entierro de éstas.



La madre y la hermana de una profesora asesinada en la masacre de Socos lloran al lado de un comando "Llapan Atic" de la Guardia Republicana.


Una presunta víctima de un enfrentamiento entre terroristas de Sendero luminoso y las Fuerzas Especiales yace en Huatatas, un lugar conocido como botadero de cadáveres y llamado "Infiernillo"", en la provincia de Huamanga, Ayacucho, en 1983.