 Denunciante Leyenda
 |  Trágico final de toma de rehenes en Briceño; mueren ex convicto y su esposa, a quien tenía retenida
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 | Según las primeras informaciones, sobre las 2:25 a.m. se accionó la granada que tenía Freddy Castillo, de 35 años, al tomarse la casa donde vive la familia de su compañera sentimental.
No hay aún certeza sobre si accionó el explosivo de forma voluntaria o accidental, pero fuentes del CTI le confirmaron al Noctámbulo de Citytv que tras la explosión, cuatro familares de Elvira Pulido ingresaron a la casa de tres pisos ubicada en esa jurisdicción del municipio de Sopó (Cundinamarca) y hallaron los dos cuerpos. Incluso, una de las familiares se desmayó al ver la escena.
Entre las 10 de la noche y las 2 de la madrugada, se vio tres veces a Castillo con su arma en la mano y la granada por la ventana de la edificación. No hizo disparos, pero mantenía encañonada a su esposa.
Un largo secuestro que acabó en tragedia
A las 8 de la mañana del empezó el drama dentro de una vivienda ubicada a una cuadra de la estación de Policía de Briceño, jurisdicción del municipio de Sopó (Cundinamarca).
Fredy Castillo Villamil, de aproximadamente 30 años, llegó al inmueble armado con un revólver 38 largo y una granada de fragmentación N29.
El hombre tomó como rehenes a varios de sus ocupantes -su suegra, una inquilina y una niña de aproximadamente 10 años- y exigió la presencia inmediata de su compañera sentimental y de su pequeño hijo, de dos años y medio. La Policía conoció el caso y varios uniformados se acercaron al sitio para acordonarlo.
A través de una ventana Freddy Castillo manifestó al coronel José Manuel Barreto, comandante (e) de la Policía de Cundinamarca, que quería ver a sus seres queridos. La mujer había llevado al niño al jardín infantil en la mañana.
"El hombre exige la custodia de su hijo", señaló en su momento el coronel Barreto, quien desde un comienzo asumió el control de la situación.
Hacia el mediodía, las autoridades permitieron que la esposa de Castillo y su hijo, quienes se hicieron presentes en el lugar, ingresaran a la vivienda.
El alcalde del municipio de Sopó, William Venegas, así como unidades del CTI de la Fiscalía, estuvieron en el sitio apoyando la labor de las autoridades.
La tensión en el lugar, que lentamente empezó a ser invadido por curiosos y por distintos medios de comunicación, aumentó cuando uno de los miembros de la Policía trató de acercarse a la casa en la que permanecían los rehenes.
Freddy Castillo disparó varias veces a través de la ventana para ahuyentar a las autoridades. Tras varias horas, Castillo permitió que su esposa -Elvira Pulido, de 27 años- su hijo y otras dos personas que mantenía retenidas, entre ellas a la menor de edad, salieran del inmueble. La última persona en ser liberada fue Mireya Cañón, de 30 años de edad, que habita en la casa y cuya salida fue permitida por el captor luego de que su esposa accediera a ingresar de nuevo. Todo indicaba, de acuerdo con las pesquisas preliminares, que problemas sentimentales de Castillo Villamil con Elvira Pulido provocaron la situación. El hombre, que mostraba señales constantes de agresividad, pidió a su esposa que volviera con él o que le dieran la custodia de su hijo.
Por momentos, los uniformados aprovecharon los descuidos de Castillo para ubicar a un mayor número de efectivos cerca de la casa. Usaron escaleras para situar a expertos con armas de fuego. Trago y cigarrillo La tensión entre las autoridades aumentó de manera notable cuando descubrieron que Freddy Castillo Villamil empezó a fumar de manera desesperada. Lo más grave es que también comenzó a ingerir bebidas alcohólicas. De vez en cuando salía a la ventana y disparaba nuevamente, para evitar que la Policía se le acercara. Inclusive, en un momento tomó una toalla empapada en gasolina, la arrojó sobre una motocicleta de la Policía y luego lanzó una llama. El vehículo de dos ruedas quedó incinerado. Al tiempo que la situación avanzaba, las autoridades seguían conociendo detalles sobre el protagonista de la toma de rehenes. Lograron establecer, por ejemplo, que Castillo salió hace tres meses de la cárcel Modelo de Bogotá, donde pagó una pena de cinco años de prisión por el delito de homicidio. Igualmente, estuvo preso por hurto. Luego cayó la noche. En medio de la oscuridad, el coronel Barreto y las demás personas asignadas para mantener el control de la situación intentaban convencer al ex convicto para que liberara a su esposa y se entregara de manera pacífica. De hecho, dos hermanos del autor de la toma de rehenes llegaron al lugar para intentar persuadir a su ser querido. No obstante, él no daba muestras de acceder a las peticiones de sus parientes y de las autoridades. "El hombre pidió a la Policía que retirara a unos periodistas y fotógrafos que estaban cubriendo el caso porque pensó que eran francotiradores", dijo a HOY una fuente allegada al caso. Al final, Freddy Castillo Villamil mantenía amenazada a su esposa, continuaba fumando e ingiriendo licor. Y mientras las autoridades trataban de diseñar la estrategia para terminar de una vez por todas con la difícil situación, una fuerte explosión precipitó el final.
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