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Antiguo 10-10-2009 , 16:08:03   #3
EricCartman
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Predeterminado Respuesta: El escándalo de AIS estudiado a fondo. (Recomendado)

El banano desparecería

Pero también existen asociaciones de palmicultores, como Asopalmag, que tiene 206 asociados entre pequeños y medianos productores que presentaron varios proyectos pero sólo resultaron beneficiados con dos proyectos que suman 34 hectáreas.

Se consideran pequeños aquellos con predios de nueve y once hectáreas y medianos los que tienen más de cien y no más de doscientas. Aunque la Zona Bananera es una zona de biocultivo (palma y banano priman sobre los demás), y es rica en producción de una gran variedad de frutales, existe la preocupación de que los estímulos que están ofreciendo para cultivar palma acaben con la cultura del banano que se ha sostenido durante más de cien años, que además es base de la dieta nutricional.

Y los que terminan desertando son los pequeños productores por problemas fitosanitarios y cambiarios. El banano dejó de ser rentable por los altos costos de producción. Y si a ello se le agrega que muchos tienen la ilusión de ingresar a la producción de palma para participar en el mercado de combustibles con el biodiesel, la sostenibilidad del banano en la zona está en riesgo.

A partir del año 2000 comenzó a disminuir el total de hectáreas dedicadas al cultivo del banano, que para entonces ocupaba 12 mil hectáreas y hoy se ha reducido a 7.600 hectáreas dedicadas a la producción de éste cultivo con una consecuente disminución de ocupación en mano de obra, pues mientras el banano emplea a un hombre por hectárea, la palma emplea a uno por cada diez.

Pero así como el banano tiene beneficios en la generación de empleos, también demanda más agua (el 85 por ciento de la mata de banano es agua), la inversión es mayor, la rentabilidad es menor y el comercio internacional entraña riesgos que limitan las posibilidades de asociación.

El problema es el agua

El principal problema del productor agrícola es el agua. Y en la zona bananera, desde Santa Marta, pasando por Ciénaga, Zona Bananera, El Retén y Aracataca, la expansión de la frontera agrícola está condicionada por la escasez de agua. Como consecuencia, entre los cultivadores se han presentado enfrentamientos por el uso de los acuíferos.

Los predios que se encuentran en las partes medias y bajas de las cuencas padecen por escasez o interrupciones abruptas porque quienes se encuentran en los predios de las partes altas de las vertientes, desvían el curso de las aguas sin control, a pesar de que se han constituido asociaciones de usuarios para la cuenca de los ríos Sevilla, Tucurinca y Ríofrío, bajo el control de Corpamag.

Mauricio Álvarez, ingenieroespecialista en el diseño, interventoría y construcción de instalaciones agropecuarias, de la firma Agrodinco, una empresa con sede en Santa Marta y Villavicencio, sostiene que el principal problema de los cultivadores en la Costa Caribe es el agua, porque a medida que disminuye el caudal de las cuencas también ha habido un incremento en la cantidad de tierra cultivada.

En primer lugar, dice, el riego por gravedad tiene como ventaja su bajo costo, pero requiere de mucha agua y la eficiencia es de apenas el 12 por ciento. Si se toman cien litros se pierde el 85 por ciento y el cultivo sólo termina capturando 12 o 15 litros en el mejor de los casos.

Las alternativas son los sistemas de riego a presión con dos propósitos: mejorar la productividad y hacer un uso más eficiente de las fuentes hídricas. El más eficiente es el goteo porque da la cantidad exacta. Esta empresa comenzó hace tres años en Santa Marta con tres personas y hoy tiene 70 empleados entre profesionales (16), topógrafos (10) y otras 40 en trabajo de campo con presencia en todas las zonas palmeras del país.

Álvarez dice que si un palmicultor siembra sin riego, puede cosechar 12 toneladas por hectáreas anualmente; si riega más o menos, puede producir 18 toneladas; si riega por gravedad, puede alcanzar una producción de 23 toneladas y si lo hace por los sistemas de riego a presión alcanza una producción de 34 y más toneladas por hectárea anualmente, algo a lo que aspiran todos pero no lo logran.

Una palma necesita 350 litros de agua diarios, que se pueden obtener por aspersión o goteo. Si no se le da a la palma esa cantidad no se muere, pero no produce, se estresa y el racimo se convierte en flor masculina, sólo polen. Y mientras por presión se puede regar todos los días, por gravedad hay que hacerlo cada quince días. Es decir, probadas las bondades del sistema, lo ideal sería que se construyeran más sistemas de riego en beneficio de pequeños, medianos y grandes agricultores.

Eugenio Cussa, presidente del distrito de riego de Tucurinca dice que la asociación tiene 321 predios que pertenecen a 191 usuarios afiliados, riegan 7.214 hectáreas de las cuales el 95 por ciento están sembradas de palma, y el resto banano, pan coger y ganadería.

Aunque algunos de los afiliados pagan y la asociación a la vez le paga a la Corporación Autónoma del Magdalena (Corpamag) por el agua que utiliza, son más los que no pagan, pues 11.200 hectáreas de palma no están afiliadas al distrito, utilizan el agua sin control drenando los ríos y las fuentes por bombeo y no pagan un peso a nadie. La asociación tiene problemas porque factura al año 800 millones de pesos y en la actualidad tienen una cartera de tres mil millones de pesos. En éste distrito el 80 por ciento de la tierra está en manos de unos pocos usuarios, es decir existe concentración de tierra en unos pocos. El señor Cussa también defiende los sistemas de riego a presión pues son un 90 por ciento más eficientes.

Los dos cultivos tienen diferencias que van desde el monto de la inversión, la cantidad de agua demandada y el número de plantas por hectáreas. Una hectárea de banano tiene 1.650 plantas y una hectárea de palma son 143 palmeras con una vida útil que puede ser de treinta años si recibe el mantenimiento adecuado. Una de las razones por las cuales los bananeros están abandonando el cultivo es porque es muy exigente en mano de obra y capital.

Si en Magdalena hay 35.000 hectáreas dedicadas al cultivo de palma y por cada diez hectáreas se emplea a una persona se puede concluir que hoy hay 3.500 empleos directos. Si sólo en Zona Bananera disminuyó el total de hectáreas cultivadas de banano de 12.500 a 7.600, es decir 4.900 hectáreas menos, y en este cultivo se emplea un hombre por cada hectárea, se puede decir que sean perdido 4.900 empleos en nueve años

La frase, ‘¡Carajo!, Macondo está rodeado de agua por todas partes’, exclamada por el incrédulo José Arcadio Buendia ante su aterrizada mujer Úrsula, al darse cuenta que no podía llegar al mundo donde estaban ocurriendo tantas cosas, parece estar llegando a su fin.

El agua comienza a escasear y, según se puede concluir, la mejor manera de utilizarla sería facilitando el riego a presión. El problema es entonces no tanto del programa Agro Ingreso Seguro, que hasta donde pudo constatar Semana.com sí ha financiado un sistema más ecológico y productivo; los dineros sí se han ido en los nuevos sistemas de riego o la ampliación de viejos sistemas; las familias beneficiadas sí tienen una tradición agrícola y han realizado inversiones adicionales como complemento de los créditos del gobierno.

Un problema de fondo entonces tiene más que ver primero con la propiedad de la tierra, que desde larguísima data ha estado concentrada en muy pocas manos en esta zona del país. Y quienes tienen más tierra, tienen mayor capacidad de formular proyectos de mayor impacto y de conseguir los recursos.

El otro tiene que ver con el tipo de cultivo que el gobierno quiere impulsar, según su visión del país que quiere construir. Si se incentivan cultivos de palma, y se desincentivan los de banano, u otros, pues se está montando un esquema agroexportador que genera relativamente poco empleo. Es una mejoría frente al uso d ela tierra para ganadería extensiva (poco emplo y poco valor) pero es muy pobre en cuanto a esparcir la riqueza en la región, generando empleos de calidad y por ende, más consumo y más demanda.

Y el tercero tiene que ver con que todavía el acompañamiento del Estado a los pequeños agricultores para beneficiarse más de este tipo de subsidios es aún muy pobre. Y dejados a su propia capacidad, no pueden competir con grandes empresas y familias de fortunas enormes, que van a sus fincas en ehlicópteros y se construyen puertos propios. Y cuando no hay una política que de un desigual apoyo al pequeño, frente al grande, el resultado es que los subisidios oficiales ayudan a profundizar la desigualdad. Al menos, eso es lo que Semana.com vió en Zona Bananera en Magdalena.

Y no hay que ponerle la culpa a los empresarios que, al fin y al cabo, hacen lo que les corresponde, que es buscar el crédito más favorable y ampliar su producción a la mayor rentabilidad. Es el gobierno el que tiene que tener claridad qué país quiere, si uno donde los ricos, por serlo tengan fácil acceso al dinero público (al que han aportado muchísmo los pobres a través del IVA) que generan poco empleo, pero exportan mucho. O un país de pequeños y medianos productores agropecuarios que son quienes reciben todo el subsidio público, y con cultivos que generen muchísimo más empleo.

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...Escapad gente tierna, que esta tierra está enferma, y no esperes mañana lo que no te dio ayer, que no hay nada que hacer...
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