Jaimito no quería comer y el papá le dice:
- ¡Te comes los fríjoles!
- No quiero, a mi no me gustan los fríjoles.
- Que te comás los fríjoles, mira que los fríjoles tienen hierro
Jaimito se come los fríjoles y al día siguiente le dice al papá:
- Papa tenías razón de que los fríjoles tienen hierro.
- ¿Y eso por qué? ―le pregunta el papá.
- Es que me amanecieron los calzoncillos llenos de óxido.