UN MUNDO DIFERENTE. Los límites entre lo público y lo privado son muy difusos en el ámbito de Facebook.
Es más fuerte que él. No lo puede evitar aunque jure amor eterno por Luciana, su pareja desde hace cinco años. Cada vez que Gustavo G., un empleado administrativo de 29 años, se junta con sus amigos, sale de "trampa". "Los changos me llevan", se justifica, y pide como condición para hablar que no se publique su apellido. Pero cada vez que vuelve a su casa lo hace intranquilo. No es que lo asalten dudas morales por lo que hizo. Tampoco teme ser visto coqueteando con alguna mujer por algún conocido de su novia, sino que su mayor temor está en la computadora y en los insondables designios de internet. Tiene miedo de que lo etiqueten en alguna fotografía delatora en Facebook y que su pequeña traición quede al descubierto en la red.
Esto les sucede a muchos de los usuarios de la red social más grande del mundo. El temor a la exposición los carcome. Pero esto también lleva consigo una contradicción. Muchos de los que prefieren que su vida privada no se haga pública en internet, disfrutan mirando las fotos de otras personas. Esto también le pasa a Gustavo. "Me divierto mucho viendo las fotos de mis amigos. Nos vivimos escrachando. El problema es que algún día me puede tocar a mí y eso no me deja dormir tranquilo", admitió.
"El crecimiento de las redes de internet lleva en sí mismo una contradicción: el miedo a aparecer demasiado expuesto y la sensación de perder la privacidad. Esta situación se puede observar en sitios de contactos como Facebook, donde cada vez más personas suben sus fotos, pero cuando etiquetan a alguien, no falta el temeroso que quita su nombre de la imagen. Sin embargo, en muchos casos, esta fobia no impide a los internautas desconfiados hurgar en la información ajena y participar del chisme social, siempre y cuando no los afecte", analizó Bernardo Sagastume, profesor de Letras y periodista de la agencia MP, quien estudió el tema.

Muertitos en el placard
Andrés Chaila, un usuario de Facebook de 28 años, puso en claro la situación, según su punto de vista: "yo puedo subir a la red alguna foto de un viaje o la de un asado con amigos. Pero, por ejemplo, nunca subiría las del cumpleaños de mi mamá. A mí me da miedo que la gente pueda ver aspectos íntimos de mi vida que no quiero que se conozcan". Carolina Pérez, de 26 años, tiene una estrategia: no acepta a ninguna persona que no conozca. "Hay que reconocerlo: en Facebook la intimidad está muy expuesta. La gente a veces parece que no toma conciencia de esto", afirmó.
José Garzón, un contador de 30 años, aseguró que él no tiene nada que esconder, pero que, aun así, el miedo persiste. "Desde que estoy de novio tengo la conciencia tranquila, porque nunca anduve con otra. Pero todos tenemos algún "muertito" en el placard. Mis amigos tienen fotos de cuando éramos más jóvenes y salíamos todos los fines de semana. Me gustaría que esas fotos no sean vistas nunca por nadie. Pero tengo miedo de que mis amigos, por hacer una broma, las suban y me quemen. Si me etiquetan, me muero", dijo.
Todos sostienen que sienten miedo a la exposición, pero lo llamativo es que no se dan de baja de Facebook. Aparentemente los asalta una duda difícil de responder: en la era de internet ¿qué es lo que pertenece a la vida privada y qué al mundo?