El objetivo de esta guía es capacitar al lector para aprovechar el mínimo descuido de alguna entidad públlica, capitalizándolo para demeritar la gestión de todo un gobierno.
Vamos a utilizar como sofisma, el cuidado ambiental y la preservación de las especies.
PASO 1: ELIJA UN ANIMAL QUE LLAME LA ATENCIÓN
Inicialmente, se puede mamertizar cualquier animal. Pero el éxito de una buena mamertización comienza por el impacto de opinión que se pueda producir, de modo que escoja una especie lo suficientemente rara como para no resultar indiferente: un dragón, una sirena, un unicornio... incluso, un hipopótamo. Ni se le ocurra escoger un perro o un caballo...
PASO 2: BUSQUE UN ANIMAL DE PEDIGREE
Escogido el animal, no es suficiente que este por si solo pertenezca a una especie extraña. Debe tener un ingrediente que impacte en la opinión y que resulte rentable para el oficio periodístico de incrementar la audiencia de los productos informativos que comercializa el grupo económico al que representan.
Y el ingrediente más efectivo, es el pedigree del animal. Con esto no nos referimos a la pureza de sangre o a los antecedentes genealógicos, sino a los oscuros antepasados relacionados con nuestro animal en proceso de mamertización: considere aspectos como los siguiente:
¿Hay algun narcotraficante, paramilitar, político o figura pública en la historia del animal?
¿Hay algun tipo de irregularidad administrativa o de procedimiento, asociada a la presencia del animal en el país? Por ejemplo, ingreso de contrabando, uso de recursos públicos en beneficio de particulares...
¿Hay en la historia del animal, algún escándalo con visos de moralina?
Usualmente en Colombia, el primer aspecto de la lista produce gran impacto...
Si el animal no tiene antecedentes como los mencionados, se preve poca vocación de prosperar a nuestro intento de mamertizar el animal...
Ni se moleste en conseguir un animal relacionado con el narcoterrorismo: una ballena azul que los narcoterroristas asesinen con cilindros bomba y arrastren agonizante hasta las selvas del Guaviare, no llamará la atención. Los narcoterroristas siempre tienen abogados y defensores indulgentes, y de todas formas al final la culpa será del gobierno...
PASO 3: INVOLUCRE UNA ENTIDAD PÚBLICA, O VARIAS SI ES POSIBLE
Hay que culpar de algo a alguna de las entidades públicas y de gobierno.
Bien sea por intervención directa de alguien o de alguna entidad, sea por accidente o por mera omisión, algo malo debe ocurrir a nuestro animal en proceso de mamertización. Debe ser algo lo suficientemente malo y aterrador, como para que hasta una guardería infantil del Bienestar Familiar parezca un sitio más peligroso y aterrador que el campo de concentración de Auschwitz; si no es lo suficientemente aterrador, hay que presentarlo a la opinión como si lo fuera.
Haga lo que tenga que hacer para involucrar a los más altos niveles del gobierno, desde luego tratando de llegar al presidente de la república. Nunca olvide el manido recurso de la “responsabilidad política”.
Busque procedimientos administrativos, trámites, contrataciones, susceptibles de someter al escrutinio y al escarnio público, con el fin de enlodar el trabajo de las entidades de gobierno; y si es posible involucrar en esto al presidente, a sus familiares o a los ministros, tanto mejor.
PASO 4: RECURRA AL IMAGINARIO PÚBLICO
Una vez alarmada la opinión pública, hay que indignarla. Y una forma muy económica y directa de lograrlo es hacer aflorar del inconsciente colectivo y del imaginario público, todos los sofismas que hagan aparecer a nuestra criatura mamertizable como una indefensa e inocente víctima de la sevicia o de la ineficiencia del gobierno.
En esto, depende del periodista y de algunos de sus simpatizantes en el mundo exterior, recabar la información que se necesite para sustentar el sofisma de indefensión. Desde luego, se debe recolectar la información que apoye el proceso integral de mamertización, evitando dar excesiva relevancia a lo que no aporte a victimizar nuestro animal, u ocultando la información desfavorable al proceso de mamertización.
Con la suficiente habilidad, hasta una cobra africana, un escorpión o un cocodrilo australiano, pueden hacerse ver tan inofensivos como para convertirlos en niñeras de un recién nacido.