Ver Mensaje Individual
Antiguo 19-07-2009 , 00:45:10   #7
John Dillinger
Denunciante Avanzado
 
Avatar de John Dillinger
Me Gusta
Estadisticas
Mensajes: 4.173
Me Gusta Recibidos: 671
Me Gustas Dados: 349
Ingreso: 13 sep 2007

Temas Nominados a TDM
Temas Nominados Temas Nominados 0
Nominated Temas Ganadores: 0
Reputacion Poder de Credibilidad: 59
Puntos: 80175
John Dillinger Mas alla que cualquier DiosJohn Dillinger Mas alla que cualquier DiosJohn Dillinger Mas alla que cualquier DiosJohn Dillinger Mas alla que cualquier DiosJohn Dillinger Mas alla que cualquier DiosJohn Dillinger Mas alla que cualquier DiosJohn Dillinger Mas alla que cualquier DiosJohn Dillinger Mas alla que cualquier DiosJohn Dillinger Mas alla que cualquier DiosJohn Dillinger Mas alla que cualquier DiosJohn Dillinger Mas alla que cualquier Dios
Premios Recibidos

  
Predeterminado Respuesta: Comunismo: Cómo y por qué fracasó

10. La necesidad de libertad

A esta represión del espíritu de competencia hay que agregar la fatal supresión de las libertades implícita en toda forma de organización social montada sobre la existencia de dogmas inapelables, como sucede con la escolástica marxista.

¿Por qué recurrir a la expresión “escolástica marxista”? Porque en el marxismo, como en el método escolástico medieval, las verdades ya son conocidas, y aparecen consignadas en los libros sagrados de la secta escritos por las autoridades. En el marxismo lo único que les es dable a las personas, especialmente si ocupan puestos destacados, es confirmar la sagacidad de las autoridades con ridículos ditirambos como “Gran timonel”, “Máximo líder”, “Querido líder”, “Padre de la patria”, muestras todas de las formas más degradadas de culto a la personalidad.

Pero sucede que la libertad para informarse, examinar la realidad y proponer cursos de acción no es un lujo espiritual prescindible, sino una de las causas de la prosperidad en las sociedades modernas. Si hay una definición bastante exacta del hombre es la de “ser que se informa constantemente”. No es una casualidad que el saludo más extendido en la especie humana sea: “¿Qué hay de nuevo?”. ¿Por qué? Porque el rasgo característico de la especie es la permanente transformación del medio en el que vive, y eso significa un cambio constante en los peligros que acechan y en las oportunidades que surgen.

Tenían razón, pues, Yakovlev y Gorbachov cuando pensaban que la libertad para intercambiar información sin miedo -la glasnost- era el camino para aliviar los enormes problemas de la URSS, pero se equivocaron al creer que el sistema comunista era reformable. No lo era, como finalmente me admitió Yakovlev, porque contrariaba la naturaleza humana. Eso lo condenaba al fracaso.

IV. Epílogo

Sólo que la evidencia no es suficiente para convencer a cierta gente de la inviabilidad del comunismo. Un profesor y amigo me contaba que había acudido a un país latinoamericano para dictar una conferencia sobre el fin del marxismo; a las puertas de la universidad lo esperaba una elocuente pancarta: “Marx ha muerto: ¡viva Trotski!”.

Y así es: decenas de fracasos en otros tantos países y en diversas circunstancias, contemplados a lo largo de muchas décadas, no han bastado para convencer a algunas personas indiferentes a la realidad. ¿Por qué? Tal vez porque el marxismo, aunque falso, aporta un diagnóstico sencillo, elemental y comprensible de los males sociales; un diagnóstico al alcance de cualquier persona, por limitada que sea su educación o por escasa que resulte su capacidad de análisis. Tal vez, porque la disparatada terapia que propone posee esas mismas características. También, porque las utopías, causantes de las mayores catástrofes de la historia, son siempre seductoras para un porcentaje de la sociedad que prefiere delirar a observar y reflexionar.

Sin embargo, el hecho de que algunas personas insistan en un error no es una forma indirecta de validarlo. Es, simplemente, una muestra de terquedad irracional, de la que hay otros miles de ejemplos en la historia.

En todo caso, no olvido una triste observación que me hizo Yuri Kariakin, marxista en sus años mozos y demócrata en su vejez, mientras esperábamos a Yakovlev: “¡Qué raro y desproporcionado es el marxismo! Durante nuestra juventud -me dijo-, en pocos días nos llenamos la cabeza de porquerías e insensateces ideológicas, pero luego nos toma muchos años sacarlas del cerebro”.

Hay gente que no lo consigue nunca.

__________________
" Guárdeselo, yo vine por el dinero del banco, no por el suyo."
John Dillinger no está en línea   Responder Citando
 
Page generated in 0,05651 seconds with 12 queries