En horas de la madrugada del día de hoy, en la capital de Honduras, Tegucigalpa, tropas de las fuerzas armadas ingresaron al palacio presidencial, secuestraron al presidente, lo obligaron a desplazarse a una base aérea cercana a la ciudad y lo expulsaron del país, rumbo a Costa Rica, concretando así un golpe de Estado, que para los conocedores de la historia reciente de América Latina y Centroamérica, recuerdan los mas funestos días de las dictaduras latinoamericanas, genocidas de su propio pueblo, que bajo el amparo del imperialismo norteamericano llenaron de sangre la región y conculcaron las libertades democráticas.
La gorilas fuerzas armadas, en complicidad con el congreso, el poder judicial, la oligarquía, los “medios de comunicación” y, claro está, con la ayuda económica y de inteligencia de los Estados Unidos, pretenden, con esta acción, frenar el proceso de desarrollo democrático y revolucionario que se estaba impulsando en el hermano país en cabeza del presidente Zelaya; pretenden evitar que médicos cubanos sanen a los enfermos que la oligarquía a producido como producto de su capitalismo salvaje, pretende detener el proceso de alfabetización que por primera vez incluye a todo el pueblo y cierran una deuda histórica de las élites del poder político con su propia población, pretenden acabar con el petróleo barato que al país le llegaba de la Venezuela solidaria, y que aliviaba la difícil situación de pobreza de la mayoría de su población, quieren frenar los desarrollos en materia de inversión social…En fin, pretenden negarle al pueblo hondureño cualquier posibilidad de futuro, y asegurarlos en una posición de esclavos del capitalismo, de los terratenientes y burgueses locales, y del imperialismo multinacional.
Pero no lo lograrán: miles de trabajadores, campesinos, movimientos sociales y populares del hermano país salen a las calles a enfrentar el golpe oligárquico de Estado, pese al bloqueo mediático y a los cordones de seguridad del ejercito, lo han enfrentado y han logrado llegar al palacio presidencial, donde amenazan con tomarlo y desquitarse de esos miserables políticos burócratas planificadores del golpe militar gorila. Y también se mueve la solidaridad latinoamericana, los pueblos y gobiernos revolucionarios de la región se están movilizando rapidamente en defensa del presidente Zelaya y de los derechos del pueblo hondureño. A estas alturas, ningún gobierno del mundo aprueba lo acontecido en Honduras, y sólo reconocen como presidente legítimo a Zelaya, presionando a la oligarquía local y sus escuadrones militares asesinos a revertir la situación, en un claro acto de solidaridad continental y mundial, aquella cosa de la que el Che manifestaba es “la ternura de los pueblos”.
Los días del narcisismo burgués hondureño están contados, en esta ocasión su intentona golpista no pasará, y esos cretinos burócratas, militares y oligarcas recibirán un contundente mazazo democrático de los pueblos y gobiernos progresistas del mundo. La correlación de fuerzas en América Latina empuja por el camino de los cambios democráticos y revolucionarios, por los caminos de la liberación nacional y social y por la integración de los pueblos de Nuestra América en la patria grande soñada por Bolívar, Martí y el Che; las masas avanzan con paso seguro para tomar el cielo por asalto y lograr la conquista de la democracia autentica, de la democracia social, que elimine los ejércitos y el ******o burocrático de los estados capitalistas, y los reemplace por la democracia directa de los trabajadores, los campesinos y los indígenas.
La situación en Honduras exige la más amplia y efectiva solidaridad, la movilización continental en defensa del pueblo hondureño y su presidente Celaya, por la vuelta de este al poder del hermano país, por el juicio a la cúpula militar, burocrática y económica y por el juicio, político, jurídico y popular a los medios de comunicación golpistas y oligárquicos, que se alían con los privilegiados para explotar, dominar y alienar a los pueblos hondureño y latinoamericano. Debemos movilizarnos contra una nueva dictadura en Centroamérica y decir, bien alto: ¡dictaduras terroristas nunca más!
El colectivo audiovisual en derechos humanos PLANO-SUR expresa su solidaridad con el pueblo hondureño, con su presidente Manuel Celaya, e insta a los movimientos sociales, a la clase obreras, a los campesinos e indígena, a la clase media progresista, a movilizarse nacionalmente para exigir la restitución de la democracia en Honduras y la vuelta de Zelaya al poder, el juicio a los conspiradores y a los “medios de información” de la oligarquía, y en defensa de la unidad e integración latinoamericana, el único camino por el que saldremos del atolladero histórico existencial en que nos encontramos.
¡Queremos a MEL!
¡No a las dictaduras gorilas en América Latina!
¡Por la democracia y el socialismo, sigamos la senda de Bolívar, martí y el Ché!
COLECTIVO AUDIOVISUAL EN DERECHOS HUMANOS PLANO-SUR
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