LA SEGURIDAD DEMOCRATICA

El mayor descalabro del presidente Álvaro Uribe es su Seguridad Democrática. El último informe de la Corporación Nuevo Arco Iris, que se especializa en recoger datos y hacer seguimiento del conflicto armado en Colombia y que sirve al gobierno, nos dice que los paramilitares controlan casi medio Colombia y que los reclutamientos de las FARC, en uno de sus ejemplos, subieron de 100 militantes a 500 militantes.
El presidente Uribe solo usa la guerra con su cultura de la muerte para resolver el problema de la guerrilla. Pero eso no es suficiente y en algunos casos no es lo necesario para vencer.

La guerra civil en Colombia solo se puede terminar si por lo menos uno de sus agentes es neutralizado. El caso del paramilitarismo es más fácil por sus conexiones con el gobierno. Sin embargo Álvaro Uribe ha fallado estruendosamente con las Águilas Negras que están convirtiéndose en más grandes y poderosas que las AUC. De la guerrilla ni qué hablar. El ELN sigue como si nada y las FARC, aunque golpeadas, mantienen intacta su estructura organizativa, de comando y de operación, se recuperan rápidamente de cualquier pérdida, han expandido su clandestinidad, y ahora hasta pueden ser líderes de un conflicto internacional.

Del narcotráfico si que menos se puede hablar de algún logro del gobierno del presidente Álvaro Uribe. Los narcotraficantes han mantenido sus mercados y abierto nuevos mercados en Europa y América Latina. La producción de coca ha aumentado bajo los gobiernos de Álvaro Uribe, de acuerdo a datos de la OEA y la DEA.

Uribe hace creer que si coge toneladas y toneladas de droga o extradita decenas de narcotraficantes eso es ganarle al narcotráfico. Para los narcotraficantes eso es simplemente parte de los costos de producción y lo tienen cubierto con sus propios seguros de riesgos.

Pero al igual que con los espectaculares triunfos contra la guerrilla, la estructura y redes del narcotráfico se han mantenido sin que Uribe les toque un pelo.

La delincuencia común continúa en aumento, los atracos, los robos, los secuestros, las estafas, etc. no paran.


La Seguridad Democrática ha sido contraproducente, por un lado su costo nunca baja y demanda aumentos y por el otro los resultados han sido los peores: Unos paramilitares mejor atrincherados y entrenados. Una guerrilla más resistente y de crecimiento internacional. Un narcotráfico de mini-carteles exitoso y en expansión. Y una delincuencia común a sus anchas que nadie para