 | 1) se nota que todos los uribistas están muertos del miedo por los últimos resultados de las encuestas, que indican que habrá segunda vuelta presidencial.
2) En este país, diseñado para el clientelismo y la burocracia, inclusive las desproporcionada cacorrocracia de la aristocracia uribista, la mayoría de los políticos tienen rabo de paja. No me parece raro que hasta Gaviria tenga algunos pecadillo. Si los tiene Carlos Gaviria, qué diríamos entonces de Álvaro Uribe???.
3) A la pobre Andreita, la que se encontro esto por internet, le faltan mas argumentos, el correo, o pasquín, carece de fuerza... Que salga al ruedo y haga una denuncia publica ante los organismos competentes como se están haciendo con los amigos del presidente candidato, Noguera por ejemplo. O ya se le olvidó... A noguera le pasó con Uribe lo que le pasa a las hijas de los mafiosos de este país... Están desaplicadas todo el año académico , lo reprueban, y como compensación las mandan a Miami de vacaciones.
4) Como periodista, me encantan estas clase de denuncias, aunque flojas, todo el mundo tiene derecho a expresarlas.
5) Un abrazo a todos y que continúe la polémica!!!!!
6) Se me olvidaba:Andreita no sea tan moralista, que sin generalizar, averigüe cuales son las historias clandestinas de las sotanas de los monseñores, Pedro Rubiano, Alfonso López y castrillón, para dejarte la tarea... Y eso que existen más.
Sobre el aborto, recuerde que es un problemas de salud publica, con cuantos pañales, crema cero y tarros de leche ayuda el vaticano a las madres solteras pobres que viven en las comunas de Medellin??? creo que con ninguno.
Además, por el derecho a la igualdad, cualquier mujer tiene el derecho de decidir por su propio cuerpo, derecho que no tienen, la iglesia, la sociedad, los padres etc., etc.,
__________________ He perdido demasiado tiempo en escuchar. Sólo quiero tirar de la cuerda y pasar a la acción. Como aquella mañana de agosto. Tú me mirabas y yo sonreía. Sabía que ibas a morir y eso me gustaba. Sólo tenía que esperar. Y esperé. Esperé tanto que se cansaron mis ganas de apretar el gatillo y te dejé marchar. Correr. Huir. Y ahora ya nos ves, la misma situación. Las mismas lágrimas en tus ojos y mis mismas ganas de volarte la cabeza en un segundo. O de hacerte sufrir, oírte gritar. Poco a poco. Sí, tal vez sea más divertido así. Al fin y al cabo tenemos todo el tiempo del mundo y nadie nos espera. Al menos, por lo poco que sé, a mí nunca nadie me esperó.
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