Con el recuerdo de Pekín en nuestra retina, su majestuosidad y hazañas deportivas, el pesimismo se apodera de cualquier pensamiento sobre los próximos Juegos Olímpicos Londres 2012.

Si ya habían dudas sobre la capacidad de la capital británica para recibir durante tres semanas a los miles de atletas, cientos de miles de visitantes y millones de habitantes, el caos que ha producido la crisis financiera dejó en estado delicado los planes propuestos inicialmente por el Comité Organizador.
Como muestra está el cálculo que se ha proyectado sobre el presupuesto, el cual se estima se triplicará hasta casi US$20 mil millones, y la falta de inversión privada, que ha delegado todo el peso de la financiación en los impuestos que paga la población.
Más leña al fuego

En enero de 2003 nuestro compañero Raúl Fain Binda, en su columna "La Vida es Juego", puso en evidencia las dudas que surgieron desde que Londres se presentó como candidata.


En el texto, enumeró los grandes desatinos que ha sufrido la capital británica en el siglo XXI.
Habló del Millenium Dome, "esa catedral en el desierto que se tragó una fortuna sin dejar rastros" y siguió con el nuevo estadio de Wembley, "cuya gestión ha sido el parto de los montes".
La construcción de la versión moderna del mayor símbolo del deporte inglés no finalizó en el plazo previsto en 2005, siendo inaugurado en mayo de 2007 luego de invertir más de US$2 mil millones (más del 50 por ciento del presupuesto inicial).
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Mencionó la decisión de la Federación Internacional de Atletismo Amateur de quitarle a Gran Bretaña la sede de los Mundiales de 2005, "por falta de cumplimiento de la promesa de tener un estadio disponible".
Ahora la preocupación se traslada a las Olimpiadas, la mayor vitrina del deporte.
Adaptación
Las señales que se emiten desde las oficinas del Comité Organizador no son alentadoras.


Según los medios de comunicación británicos, el proyecto Londres 2012 se encuentra "fuera de control", buscando medidas urgentes para tratar de hacer frente al incremento en los costos a raíz de la crisis financiera.
Entre las soluciones que están siendo estudiadas está la posibilidad de cortar en un tercio el número de apartamentos en la Villa Olímpica, reducir el tamaño del Centro Internacional de Transmisión (lugar de trabajo de los miles de medios que cubren los Juegos) y mudar algunos deportes fuera del Parque Olímpico, aprovechando instalaciones que ya fueron construidas.
De los 4500 apartamentos previstos, se estima que sean construidos solo 2800, donde tendrán que cohabitar seis atletas en un espacio diseñado para cuatro. El cambio obliga a eliminar la cocina, abriendo un signo de interrogación sobre quién querrá comprar un apartamento sin cocina después de los Juegos.
Uno de los aspectos más relevantes de la candidatura de Londres fue el legado que dejarán las Olimpiadas para los habitantes de la capital británica, pero con el paso del tiempo el discurso va cambiando y centrando en hacer posible los Juegos en sí.
"Estamos analizando con cuidado los planes alternativos", explicó Colin Moynihan, del Comité Olímpico británico. "Tenemos que garantizar que cumplimos con los compromisos que hemos asumido".
Por algo el alcalde de Londres, Boris Johnson, expresó cuando recibió el testigo en la ceremonia de clausura de los Juegos de Pekín que en 2012 "será más íntimo, aunque lleno de imaginación, astucia e ingenuidad".