Con sólo 35 años, Neel Kashkari, será el encargado de manejar el rescate financiero de E.U.


Es ex funcionario de Goldman Sachs y tendrá la chequera más poderosa de los Estados Unidos, dotada de 700.000 millones de dólares para sacar a flote al sistema financiero de ese país.

El funcionario, que se unió al gobierno estadounidense en el 2006, es considerado como la mano derecha del secretario del Tesoro, Henry Paulson, quien ha sido su padrino para ocupar esta posición, la más alta a la que llega después de su paso por la vicepresidencia de Goldman Sachs en San Francisco, asesorando compañías públicas y privadas en sus procesos de fusiones y adquisiciones.
Y las razones que llevaron a Paulson a confiar en este ciudadano indio-americano no son otras que su enorme afinidad, pues ambos fueron formados en la misma escuela de banca de inversión, adicta al libre mercado, a pesar de que el flamante Secretario Adjunto para Economía y Desarrollo Internacional del Tesoro de Estados Unidos, así de largo es el nombre del cargo, se inició en una profesión totalmente diferente al mundo de las finanzas.
Además, a manera de broma, en varios blogs de E.U. se dice que lo otro que tienen en común ambos hombres es su afamada calvicie.
En sus primeros años laborales, Kashkari se desempeñó como ingeniero aeroespacial para desarrollar proyectos de tecnología para la Nasa, como por ejemplo la fabricación de telescopios, pero pronto se dio cuenta que su pasión eran las finanzas y hacia allí dirigió su formación.
Los ex compañeros dicen de el que es una persona amigable, muy cuidadoso a la hora de hablar pero que tiene una habilidad para contar de una manera simple planteamientos complicados. Es un buen líder de proyectos que requieren el trabajo de varias personas a las que suele escuchar con atención.
Pero su nombramiento en el encumbrado mundillo de las finanzas ya ha despertado varias reservas entre los economistas ortodoxos, pues muy a pesar del elevado rango que hoy ostenta, tiene pocos años de experiencia.
Para no ir muy lejos, los competidores de Goldman han expresado sus objeciones en la prensa sobre el papel del ex ejecutivo de esa empresa y de los lucrativos contratos de la firma ha tenido con el gobierno del presidente Bush.
Además, los temores se fundamentan en que fueron Goldman y otros bancos los que empaquetaron las hipotecas estadounidenses en exóticos instrumentos financieros, que se vendieron como pan caliente ante la convicción de que el valor de la vivienda no caería, y que al final desencadenaron el imparable efecto dominó que se vive estos días en los mercados globales.
Justamente en un artículo sobre el funcionario, el influyente Financial Times escribió: "la prominencia del alumno de Goldman, cercano a la administración, ha hecho levantar las cejas de los bancos competidores de Wall Street, los cuales han comenzado a preocuparse acerca de una desproporcionada influencia de Goldman sobre la política".
Esto ha despertado suspicacias, pues para algunos banqueros Goldman, también afectada por la crisis financiera, podría sacar mayor ventaja del salvavidas de 700.000 millones de dólares que saldrán de la poderosa 'chequera' de Kashkari.
Por eso, el joven ejecutivo deberá asumir su nuevo papel como pisando flores, porque una equivocación suya podría desencadenar una nueva crisis, pero esta vez política.