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Antiguo 27-10-2007 , 00:13:36   #13
delgamas
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Medellín, ¿regreso al pasado?

Los medellinenses estamos en riesgo de volver a caer en las garras de la vieja corrupción

Hasta hace pocos días las encuestas para la alcaldía de Medellín daban como ganadores al señor del fútbol y al señor de las pistolas. El señor del fútbol es de apellido Naranjo, está con el partido conservador, y le digo así porque su mayor pergamino es haber sido gerente del Atlético Nacional. El señor de las pistolas (el que lidera todas las encuestas) es de apellido Pérez –Lupe para los amigos y Lupita para las reinitas–, y le digo el señor de las pistolas porque la última vez que tuve el infortunio de encontrármelo, hace como siete años, estaba con sus botas puntudas en la finca de Llanogrande de Álvaro Uribe Vélez y le estaba proponiendo al candidato a la presidencia (en ese momento lo era) que cuando ganara le entregara un arma a cada antioqueño verraco. Hasta al mismo Uribe, con lo furibundo que es, le pareció una barbaridad la propuesta de Luis Pérez, y le dijo que su idea era bastante peligrosa.

La idea era peligrosa y peligroso sigue siendo el personaje. El señor de las pistolas, con su kilo de fijador Lechuga en el pelo templado hacia atrás, con sus ojos pintados de azul con photoshop en los afiches, y su bigotico de galán de vereda, es la perfecta encarnación, en el mundo político, de todas las calamidades que hemos padecido en Medellín y en Antioquia. Ahora, con tal de volver a su reinado (que se volvió célebre por el número quince) promete en los barrios el oro y el moro. Promesas populistas que no podrá cumplir: un computador para cada niño, bajar el costo de la luz, hacer una autopista para los ricos en un segundo piso de Medellín (para que no tengan que parar a dar limosna en los semáforos). Lupe no ha vuelto a los debates públicos porque cada vez que abre la boca dice una barbaridad.

Y como él no puede abrir la boca sin desvariar, pretende también que los periodistas de Medellín nos callemos la boca para que no sigamos recordando su modo untuoso, clientelista y turbio de gobernar. A un columnista de El Colombiano lo llevó ante un juez y le ofreció parar una demanda si no volvía a escribir contra él. Porque Lupe demanda y veladamente amenaza con sus abogados de gafas oscuras y cadenas de oro.

Sergio Fajardo, durante sus años como alcalde, ha hecho por Medellín lo que todos soñábamos que había que hacer aquí: invertir sobre todo en educación, gastar la mayor parte de los impuestos en beneficio de los estratos más pobres, propiciar una ciudad incluyente, hacer una revolución pacífica contra la violencia, lanzar puentes de convivencia entre la ciudad opulenta y la ciudad marginal, y hacerlo todo, además, con un discurso amable y que no espanta a los empresarios ni azuza a los extremistas que solo creen en la revolución violenta. Del imperio de los paracos y los traquetos, de la desidia criminal de los gobernantes, de la indiferencia frente a la miseria, de las 6.500 personas que mataban cada año aquí, hemos pasado a menos de 650 homicidios, a un mayor control de los actos de policía, a una política de reinserción seria, a soluciones de vivienda dignas para quienes vivían en morros de basura.

Como Fajardo ha sido un alcalde que no roba, los perros rabiosos que perdieron la forma de hacer negociados con la administración pública tratan de acusarlo de malos manejos para volver al festín. Como todos los contratos de construcción están abiertos a la vigilancia de quien los quiera ver, los que negociaban todo en cuartos oscuros ahora juzgan por su condición; como puso al frente de Empresas Públicas a un funcionario honrado, Luis Felipe Gaviria, y como esas mismas Empresas Públicas han podido favorecer con sus ganancias a las franjas más débiles de la población, entonces tratan de enlodar el nombre limpio de Gaviria; como su secretario de Tránsito no se ha pasado cuatro años tratando de resolver los problemas de tráfico de los dueños de los carros, sino luchando por crear un transporte público digno, la mafia del transporte intenta acabar con la moral de José Fernando Ángel.

La continuación de la excelente administración de Fajardo podría darse si los medellinenses escogemos a otro candidato íntegro, el escritor Alonso Salazar. Pero estamos en riesgo de volver a caer en las garras de la vieja corrupción, es decir, de los buenos negocios privados mediante el manejo torcido de la cosa pública. Me molesta gastar una columna en política electoral, pero ante los pajarracos oscuros que intentan regresar para volvernos a exiliar, para quitarnos de nuevo el aire que respiramos y volvernos a asfixiar, me veo obligado a denunciar el peligro que corremos.

Ojalá la gente de Medellín no se deje comprar por los cantos de sirena de Lupe y por los miles de millones de pesos de las campañas bien aceitadas de la vieja política. Ojalá en estas dos semanas que nos quedan les demos un vuelco real a las encuestas virtuales que vaticinan que los tiempos nefastos van a regresar. Ojalá por lo menos en Medellín, y con Alonso Salazar, podamos espantar las alas de los pájaros nefastos. Si no, vendrá el exilio de las fronteras, o, lo que es igual o peor, el exilio del corazón.


Última edición por delgamas; 27-10-2007 a las 00:15:10
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