esta mañana tuve la grata sorpresa de encontrarme este mismo titulo en la plana de opinion de El Colombiano, al principio me imagine que era cualquier bobada pero amedida que empece a leerlo me llamos la atencion el hecho de que fuera publicada esta columna, aunque maneja un lenguaje muy comun y su contenido es muy amplio es una critica abierta al gobierno actual por medio de la señalizacion de sucesos concretos, e incluye puntos muy especificos del conflicto interno del pais.
para los que aun creen que a nuestro presidente ni la parapulitica ni ningun otro suceso por el estilo lo empatanan y para aquellos que con tanto ahinco defienden el progreso del pais en manos de Alvaro Uribe Velez con base en las estadisticas, aqui pongo la columna completa sin alterar nada. de verdad que aunque es algo superflua toca algunos sintomas.
Por Javier Darío Restrepo La verdad contribuye a cimentar la paz; la mentira, desde el poder, entroniza la injusticia.
Algo huele mal en la renuncia de Ernesto Rojas, director del Dane. Es inevitable relacionarlo con la de Cesar Caballero, el otro director que dejo el cargo porque no acepto que le forzaran a manipular las estadísticas. La conclusión obvia de los dos episodios es que el gobierno quiere imponer su verdad estadística y que las cifras oficiales sobre desempleo o sobre pobreza no reflejan la realidad sino la que el gobierno quiere hacer ver como su verdad.
Huelen mal estas renuncias porque el derecho a la verdad es autónomo y en este caso se lo desconoce; además, porque estas estadísticas hacen parte del deber gubernamental de rendir cuentas; pero se agrega aun otra razón: ni la economía, ni las políticas sociales son fiables si se apoyan en mentiras.
También tienen mal olor las versiones contradictorias del DAS, potenciadas en la palabra presidencial, y la de la comisión que exhumo, traslado y emprendió el examen forense de los 11 cadáveres de los diputados del valle. Según el DAS habían sido trasladados desde El Charco hasta el sitio en que fueron encontrados, y según el presidente ese traslado obedecía a la intención de destruir evidencias sobre las circunstancias en que murieron los diputados. La comisión encontró esos cadáveres reconocibles, vestidos con sudadera, camiseta y medias, identificables por sus huellas digitales y, lo que es más importante, los forenses cuentan con elementos que permitirán establecer la verdad de lo sucedido. Es evidente que fueron infundadas las sospechas proclamadas por el presidente y que su lenguaje, excitado y camorrero, deja en evidencia que oye mas a sus emociones que al interés nacional y que, en consecuencia, falsea los hechos para imponer sus puntos de vista y su posición emocional.