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 |  Analisis coyuntural
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 | como todos los analisis de realidad este esta hecho en acontecimientos y sucesos objetivos, pero tambien presenta una posicion personal acerca del rumbo de nuestro pais, y por supuesto esta para la discusion y argumentacion con quienes la compartan o la rechacen... es algo extensa pero hay que tener en cuenta que para ser un analisis de coyuntura esta sintetisado espero que lo lean y opinen.
1.Se dice que la economía del país sigue creciendo significativamente, pero… ¿Por qué crece?, ¿Quiénes se están beneficiando con ese crecimiento?¿Por qué sigue aumentando el desempleo? ¿Por qué siguen muriendo niños de hambre y desnutrición? ¿Qué papel cumplen hoy las empresas transnacionales en el país? ¿Qué se pretende con la política social de Álvaro Uribe expresada en el PND (2007-2010)? ¿Por qué la revaluación de la moneda?
Las estadísticas oficiales registraron:
·Que la economía del país creció al 6,8% en el año 2006; que el consumo de importados y de venta de celulares se disparó; y que los super e hipermercados, los bancos, los transportadores y hasta los impuestos baten marcas en ganancias y recaudos.
·Estos despilfarros y ávidos consumos son consistentes con el aumento del desempleo, que fue del 13,3 % en las zonas urbanas, con la corruptela en el sector público, con las mafias que campean por doquier, con las crecientes desigualdades sociales, con la exclusión de las mayorías populares y del desplazamiento forzoso de más de cuatro millones de colombianos.
De acuerdo con Libreros y Sarmiento Anzola[1], “a partir de la década de 1980, la globalización neoliberal ha significado un reordenamiento de la regulación del capital transnacional sobre el conjunto de la sociedad, la economía, la cultura y el medio ambiente. Es el resultado de la imposición de una correlación de fuerzas a favor del capital y en contra de los trabajadores a escala internacional… Todo esto ha producido la desestructuración de la centralidad entre capital y trabajo y la generalización de la flexibilidad, inestabilidad y precarización laboral, acompañado de la eliminación de conquistas históricas de los asalariados y la generalización del contrato de trabajo a término fijo, en el marco de un incremento considerable de la productividad, causada por la implementación de la revolución tecnológica basada en la informática, la microelectrónica, la robotica y la teoría de sistemas. Este incremento de la productividad terminó por aumentar el desempleo, lo cual, a su vez, presiona aún más los salarios hacia la baja. El abaratamiento del salario y su contraparte, la mayor apropiación de excedentes por las distintas facciones del capital y la renta (industrial, comercial, financiero, terrateniente), se convirtió en una de las tendencias de la fase neoliberal del capital, en una combinación perversa de extracción de plusvalía absoluta (jornadas de trabajo más extensas y no pagas) y relativa (mayor producción del trabajador por unidad de tiempo, sin aumentos equivalentes en el salario)”.
Esta ofensiva del capital contra el trabajo se acompañó de una ofensiva militar imperialista y asesina en contra de las luchas de liberación nacional y anticapitalistas. Adicionalmente, la globalización neoliberal, precipitó una crisis política sobre los Estados nacionales al eliminar los controles estatales sobre las inversiones transnacionales, lo que precipitó una centralización de la producción y una concentración de la riqueza en unos niveles muy superiores a los que se habían experimentado en las fases anteriores del capitalismo. Los grandes grupos financieros, entendidos como inversionistas monopólicos que operan en diversas ramas de la producción, al igual que en el comercio y la banca, pasaron a controlar de manera directa la economía mundial. La confirmación de esta tesis se encuentra en las estadísticas sobre concentración de la propiedad y el ingreso, y sobre la participación de los inversionistas privados en los PIB nacionales. El control de los grandes grupos financieros sobre el sistema mundo capitalista, explica el carácter corporativo de la globalización neoliberal y de la institucionalidad que la acompaña. Institucionalidad creada, definida y controlada por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio, arquitectura que sostiene y regula el sistema.
El actual régimen de acumulación en Colombia es financiero-terrateniente, sustentado en la especulación, el rentismo y el capital transnacional. Hoy día el sector financiero representa casi una cuarta parte de la economía colombiana, cuando a mediados del siglo XX sólo participaba con el 7% del PIB. La financiarización de la economía ha significado que ningún colombiano sea inmune a la voracidad de los banqueros; en todos los resquicios de la existencia se encuentran: en el financiamiento de la vivienda, la educación, la salud, el sector rural, el manejo del dinero personal, el crédito de consumo, el banco de los pobres, el financiamiento de las microempresas… nadie escapa. En el año 2006, las utilidades del sector bancario se acercaron a los cuatro billones de pesos.
En el continente, el país está clasificado entre los cuatro de mayor desigualdad en la distribución del ingreso nacional. Las familias ricas en Colombia (el 10% del total) concentran el 60% de la riqueza que los trabajadores generan anualmente, utilidades que en gran parte van para el consumo de bienes de lujo e importados.
Como se puede apreciar en estas cifras, el crecimiento económico benefició a las grandes empresas transnacionales y a quienes recibieron las gabelas entregadas por el gobierno a través de las reformas laborales, que ha rebajado los ingresos reales a los trabajadores; siendo una mentira más la promesa de que las reformas se traducirían en mayores y mejores empleos, y en una mejor distribución del ingreso.
Los mayores ingresos enriquecieron más a los ricos y el gobierno dispuso de más dinero para escalar la guerra. Los empleos generados fueron pocos, de corta duración y bajos ingresos. Según el Dane, durante el año 2006 se perdieron en Colombia 186.000 puestos de trabajo; igualmente ha caído la participación del salario en el conjunto del ingreso nacional y se ha visto reducido el consumo de los hogares populares. Año a año se precariza más el trabajo (flexibilización, inestabilidad e informalidad) y aumenta la sobreexplotación, tragedia social y laboral, antesala de lo peor que está por venir una vez se ponga en funcionamiento el TLC con los Estados Unidos.
De los 42 millones de colombianos que arroja el último censo, diecisiete constituyen la fuerza laboral activa; un poco más de seis millones están empleados; de éstos el 52 % reciben ingresos menores a un salario mínimo.
Completa el panorama de la desigualdad social, la forma como está distribuida la tierra. Según un estudio sobre zonificación de los conflictos por el uso de la tierra, del Instituto Agustín Codazzi, el 97. % de los propietarios poseen el 24. % de la tierra; mientras que el 0.49 % es dueño del 61. % y de las mejores.
En los últimos años aumentó la concentración de la tierra, cerca de cinco millones de hectáreas pasaron a manos de los narco*paramilitares por la vía de la fuerza, el robo y el lavado de dineros.
La situación que padecen millones de colombianos es de horror: el hambre, claramente asociada a la pobreza, se multiplica sin parar. Entre 1980 y 2006, período en el cual se impuso el neoliberalismo en el país, los subnutridos se multiplicaron hasta alcanzar la escandalosa cifra de seis millones trescientos mil colombianos. Pero la crisis se profundiza: 110 mil colombianos ingresan, año tras año, a las estadísticas de hambrientos crónicos. El 93% de los hogares de familias desplazadas está por debajo de la línea de indigencia.
Las cifras anteriores son una muestra de la distribución del ingreso nacional, y sirve para explicar por qué el 66.% de los colombianos -cerca de treinta millones- viven por debajo de los índices de la pobreza y de éstos, cerca de diez millones en la indigencia.
La alianza de las distintas fracciones de clase del capital y de la renta se favorece de este régimen. Las clases medias arribistas, funcionales a estos grupos hegemónicos, también participan de la fiesta del consumo importado. El grado de ebriedad no les permite avizorar que han generado una burbuja especulativa que no demora en explotar, que con las deudas llega el momento en que hay que pagarlas, que aumentan los impuestos y que están acabando con la economía nacional y los puestos de trabajo al consumir sólo productos importados y desmantelar las empresas nacionales.
La política económica continuará por el camino de enriquecer más a los ricos. Los esfuerzos estarán dirigidos a reducir impuestos, cargas parafiscales y laborales a los capitalistas; entregar el patrimonio público mediante las privatizaciones y flexibilizar la fuerza laboral del mercado
El modelo neoliberal seguirá imponiéndose autoritariamente, para beneficio de unos pocos capitalistas, mientras la pequeña y la mediana industria se arruinan. A los Empresarios afectados por el TLC se les compensará con subsidios que salen del bolsillo de todos los colombianos.
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