Compañeros, volví con algunos nuevos relatos. Recordaran que hace unos meses les hablé de una chica que me dejo super tramado y prometí hacerle la inteligencia. Pues resulta que volví a buscarla varias veces pero no la volví a ver y no me responde los WhatsApp. En medio de esa frustración volví a ese negocio de la Novena con Calle 57 a ver qué había de comer. El sitio se volvió de rotación alta, y esa vez que fui (harán unos 20 días) me le medí a una venezolana, rubia, ya llegando a los 30. Diría que fue un buen servicio, pero no todo lo bueno que yo quisiera. Le ponía actitud, pero no gemía al momento de penetrar ni veía rastros de excitación.

Anoche volví a la misma hora que encontré a mi obsesión con la esperanza de verla, pero me ocurrió una de las anecdotas más increibles de la vida. Resulta que llegué pero como no tienen timbre para anunciarse, me hicieron esperar en la salita mientras echaban lavadero. Duré como cinco minutos así hasta que me animé a entrar y y golpee para que me atendieran. Hicieron la presentación y me fui con una morenita algo pasada de kilos y con gafas que se llama Isabella. Acordamos media hora, pero la chica se fue antes de que le pudiera pagar, así que elegí hacerme el huevón a ver si es que me iba a pagar al final.

Menos mal no me cobró porque fue un polvo malisimo. Oral muy normalito, la actitud de la chica era algo seca, penetraba y no pasaba nada con ella. Era como darle a una almohada o algo así. Terminó la media hora, me bañé, me vestí, esperé que la chica volviera pero no volvió, así que me fui sin pagar. Lastima porque en serio sigo buscando a esa peladita pero nada que doy con su paradero (aunque ya le pude pillar el Facebook con el numero de celular).

Igual será difícil que vuelva allá por un tiempo porque si la vieja llegó a darse cuenta que no pagué me deben tener fichado, jajaja.