Si algo admiro de La Silla Vacía es su equilibrio en la información y el análisis. Es quizás el único medio que realiza estudios juiciosos sobre el acontecer político nacional dándole palo por parejo a todas las vertientes. Un ejemplo, el detector de mentiras que le aplica a lo dicho por nuestros políticos, sin distinción de ideología. Por ello, La Silla Vacía, y su directora Juanita León, se han ganado el respeto en todos los sectores.

En el articulo sobre Fajardo se limita a recoger la información existente sobre el rumor que rueda de un presunto izquierdismo suyo a raíz del acercamiento suyo a sectores de centro izquierda e izquierda con miras a formar una coalición que se enfrente a la de Uribe-Pastrana (a la que deberán sumarse el partido liberal, el de la U y una parte del partido conservador), y concluye que sea intencional o no, es el momento para que Fajardo aclare su posición política, sobre todo con los empresarios antioqueños. Igual deben hacerlo los demás partidos que harían parte de esta posible alianza, recalcando su respeto integral e inmodificable a la propiedad privada, al Estado de derecho que nos rige y su rechazo a cualquier tipo de investigación de los empresarios en la jurisdicción especial de paz .

Veo objetividad en el artículo, sin ningún sesgo salvo el de darle al lector suficientes elementos de juicio sobre el tema en concreto para que saque sus propias conclusiones.

Al margen: no hay en este momento ninguna investigación judicial sobre la presunta corrupción de Sergio Fajardo, pero quedan en el imaginario público las denuncias que en su momento le hicieran sus contradictores políticos como el actual gobernador Luis Pèrez. Un ejemplo es la decisión de la Procuraduría de absolverlo de toda responsabilidad sobre la concesión de un título minero al esposo de una exfuncionaria suya cuando fue gobernador de Antioquia. Se demostró que la concesión cumplía con todos los requisitos legales, que su trámite comenzó mucho antes de que Fajardo llegara a la gobernación y que lo único que se limitó fue a firmar la concesión a la que estaba obligado por ley.