Nuestros teléfonos celulares son una fuente de poder inmensa, una pequeña extensión de nosotros mismos y, si no tenemos cuidado, pueden pasar cosas que realmente deseamos no hubieran ocurrido. Guardamos información personal, imágenes, videos, información ajena, conversaciones, y todo eso está protegido solamente por una contraseña de 4 dígitos. Ahora bien, a veces el problema no es que otras personas pongan sus manos en nuestros teléfonos, a veces -la mayoría de ellas- el peligro somos nosotros mismos.

Jessica O’Brien, una voluptuosa chica de 25 años decidió que vendería un sofá que ya no usaba. Ansiosa por conseguir el dinero, tomó varias fotos al sillón y rápidamente comenzó a tramitar la publicación a través del grupo de Facebook “Compra y Venta en New Burnley”. Tal vez fue torpe con los dedos, tal vez se apuró demasiado, tal vez quiso hacerlo así. No lo sabemos, pero lo cierto es que, además de publicar las fotos del sofá en el anuncio, incluyó una de su cuerpo cubierto parcial y solamente por un diminuto bikini morado. Hizo la publicación, fijó un valor de 300 libras por lo que aparecía en la foto, y se fue a dormir. A la mañana siguiente los comentarios rebalsaban la pantalla.

“Sin duda esa era la foto con el ‘ángulo’ más cómodo” y “pensé que estaba algo ebrio, pero definitivamente las vi ahí”, se leía en algunos de los comentarios.

“Algunas personas han hecho bromas y dicen que puso la foto ahí como publicidad para que le ayudara a vender el sofá, pero realmente fue un accidente, está muy avergonzada”, señaló una amiga de Jessica a The Sun.

El anuncio, que Jessica editó luego de darse cuenta de su equivocación, dice así.

“Cuando cometes un error de adolescente en tu publicación de compra-venta”.