La sordidez en el Gobierno y en la Policía
Claudia Morales
Ayer en varias entrevistas, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, admitió que sí existió una red de prostitución en la Policía Nacional.
Resulta curiosa esa confirmación ya que hace algunos meses nadie sabía (supuestamente) que desde el 2006 oficiales activos la habían denunciado y que el tema revivió gracias a La FM al final del año pasado.
Villegas afirmó que ningún director de la Policía lo sabía y añadió que él no creía que algún uniformado estuviera haciendo seguimientos a periodistas por esas y otras denuncias. La Fiscalía puede ahorrarse la investigación porque el ministro ya dio el veredicto: hubo una red de prostitución pero en un nivel no tan importante y los seguimientos ilegales no existen.
El ministro dijo eso un día después de la salida del general Rodolfo Palomino. Creo que el oficial hizo bien marginándose para defenderse sin los beneficios que le otorgaba su cargo. Sin embargo, vale la pena decir varias cosas sobre ese retiro y la actitud pasiva del Gobierno frente a las denuncias que han enlodado la imagen de la institución.
Villegas y Santos defendieron al general porque, según ellos, todo lo denunciado no tenía ningún fundamento y porque era parte de una conspiración contra el oficial. Sin embargo, ese rasero les sirvió para aplicárselo a Palomino pero no al general Luis Eduardo Martínez quien fue llamado a calificar servicios el lunes de esta semana.
Pidieron la cabeza de Martínez por dos cosas: porque según anónimos, el general es socio de delincuentes y porque otros actores dicen, aquí está la pepa del asunto, que es muy cercano al expresidente Uribe. No importó que el Departamento de Justicia de Estados Unidos certificara que Martínez estaba libre de cualquier sospecha, porque en todo caso Santos lo echó bajo la obediencia sumisa de Villegas y Palomino.
Fuentes me han indicado que quienes estuvieron detrás de los anónimos fueron el entonces secretario de Seguridad, el general Luis Ramírez, y otros oficiales amigos suyos que aún están en la Presidencia. Y Santos lo supo. Y claro, los anónimos son útiles en unas causas pero en otras no, seguramente dependiendo de qué tanto le sirven unos policías a los intereses del presidente.
Otro argumento para haber dejado a Palomino fue que bajo su mando atacaron la corrupción. Pero la política del Gobierno nacional de incorporar 10 mil policías por año impulsada por el general, disparó la corrupción a niveles que no se veían hace 20 años. Entre agosto de 2014 y noviembre de 2015 más de 3.500 policías han sido retirados por actos de corrupción. De esos, la Fiscalía capturó a más de 1.600 por hacer parte de bandas criminales o estar involucrados en diferentes delitos.
El nuevo director, el general Jorge Nieto debe recuperar la unidad de cuerpo en una Policía cuestionada y manchada por oscuros personajes, entre ellos algunos generales. Y tiene que lidiar con un gobierno que quiere convertir la institución en una Comisaría, y que además está moviendo muchos hilos, no expuestos a la opinión pública, relacionados con las Farc en La Habana. No creo que lo logre, la estructura interna se dañó y hay fisuras irreparables.
Ñapa: Hay que reconocer que los actos de corrupción en la Policía se conocieron gracias a Vicky y su equipo. El video, que no debió publicarse, le dio a Santos, Villegas y Palomino todos los elementos que estaban buscando para pedir su cabeza. Y lo lograron.