A finales del siglo XIX (1887), Lord Acton tuvo una controversia interesante con un arzobispo de la Iglesia de Inglaterra que se mostraba en desacuerdo con la crítica a los dignatarios que representaban la autoridad. Lord Acton no estaba de acuerdo con esta patente de corso a quienes tenían el poder como los papas, cuyos escándalos de corrupción estaban en boga, otorgándoles la presunción de inocencia y por el contrario, creía que entre más poder mayor debería ser el escrutinio de sus actos. De ahí extrajo su famosa frase que llega hasta nuestros días:

“El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.

Cuando los gobernantes duran mucho tiempo en el poder, ponen a su servicio el Estado, y sin control alguno vienen los desmanes en contra de sus opositores. luchan por eternizarse y comienza el despilfarro de los dineros públicos. Roban, destruyen las instituciones y llevan al país al caos. Los Kirchner son el ejemplo más cercano y aunque Macri no es la maravilla, airea la democracia. Esperemos que Venezuela siga el mismo camino.