Conociendo los antecedentes del comunismo, no me extrañaría que lo que plantea Iván Márquez sea una política de persecución contra toda disidencia a un eventual gobierno comunista de las Farc. En ese caso, tendrían que perseguir no sólo a los 9 millones de personas que se identifican como uribistas, sino contra casi toda la población del país, porque no creo que el respaldo a las Farc alcance siquiera el 1% de la opinión pública.

Es sabido que su objetivo máximo es el poder, pero por ahora no hay nada que temer, aunque sí hay que estar vigilantes del desarrollo de las negociaciones.

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