De acuerdo. Las Farc rompieron su tregua unilateral con una matanza que no tenía razón de ser porque se estaba avanzando en el desescalamiento e incluso se habían suspendido los bombardeos. Los observatorios de paz habían seguido con lupa esta tregua que duró cinco meses y habían certificado la disminución del 95% en las acciones armadas. Este ataque de las Farc rompió el frágil equilibrio y desató de nuevo la guerra en la que, insisto, aparte de las victorias o las derrotas cotidianas de ambos bandos, la mayor perjudicada en la población civil.

Como en el viejo dicho: "O a Santa Ana o al charco", o el proceso de paz se compone y se acelera ante la amenaza de que se caiga toda la estantería, que a nadie conviene, o se acaba de joder y regresa la guerra en toda su intensidad y como lo dijeron cuando se rompieron los diálogos de Tlaxcala, "nos volveremos a ver dentro de 10.000 muertos".