En quince días han sumado una eliminación de Copa ante el Dortmund, la derrota ante el Bayer, la debacle en Barcelona y ceder hoy la victoria en el derbi de Baviera
El gol de Raúl Bobadilla cierra, con esta histórica derrota en casa en el derbi de Baviera, una de las peores quincenas de los últimos años del Bayern. Dos semanas donde han sido eliminados de Copa de Alemania, han perdido buenas parte de sus opciones en Champions ante el Barça -con el 3-0 del Camp Nou- y perdieron en un encuentro deslucido frente al Bayer Leverkusen.
El partido ha servido también para que el Bayern estrenara su nueva equipación, abandonando el azulgrana para abrazar el rojo que tantas veces tiñó de títulos la década de los 80 y 90.
Pep Guardiola sorprendentemente no rotó tanto a sus jugadores, dada la cercanía del duelo contra el Barcelona y la confirmación matemática del título de liga para las vitrinas de los bávaros. De este modo, los muniqueses afrontaton el derbi bávaro que pronto se puso en contra de los intereses locales: primero, con el peligro generado por el Augsburgo en el balón parado, a través de Bobadilla; y después, con la expulsión de Reina por penalti al propio Bobadilla a los 13'.
El error de Verhaeg en los once metros, golpeando con estruendo a la madera defendida por Neuer, fue el primer guiño de la suerte hacia los campeones de Alemania, dentro de un partido donde los vecinos de Baviera plantaban cara y ponían en serios problemas a la criticada pareja de centrales -Dante y Boateng-, quienes revivían una nueva tarde de despropósitos.
El disparo de Lewandowski al travesaño, en los minutos finales del primer tiempo, y el mano a mano del polaco tras el descanso, tras pase de un renacido Götze, aumentaron el caudal ofensivo del encuentro, con el argentino Bobadilla y el danés Hojbierg, cedido por el propio Bayern, como exponentes de los visitantes, cuyo concurso avanzaba a cada minuto.
Precisamente, estos jugadores fueron los que se asociaron en el 0-1, con el nórdico muy liberado llegando por el costado para centrar al área donde el sudamericano, nacionalizado paraguayo, se inventó un taconazo para batir a Neuer, a lo Rabah Madjer, un recurso elegante con el que dar el histórico primer triunfo al Augsburgo en uno de los clásicos de la región.