Denunciante Dorado
 |  Así nos va en la vida, por pendejos
Calificación: de
5,00
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Nani
POR PENDEJOS
La muerte de Chespirito me pilló en el aire, literalmente.
Me enteré en el aeropuerto JFK de Nueva York, en medio de una turbulenta nube negra de pensamientos acerca de lo que significa ser colombiana y cargar con ese estigma.
Estaba como decimos en mi tierra, con “la piedra afuera”, echándole la culpa a la “indiosincracia”, al gobierno, a años y años de violencia, de narcotráfico, a estos artículos que escribimos en los que nos hacemos quedar mal, a la prepotencia del personal del aeropuerto, y al karma. Necesitaba echarle la culpa a alguien de mis desgracias y cambiar rápidamente de plan; había perdido mi vuelo de conexión, era culpable de tener pasaporte español que decía nacida en Bogotá- Colombia, lo que me hacía bastante sospechosa.
Entré en el facebook para informar de mis pesares a las personas que me esperaban, que me retrasaría y en donde pasaría la noche; cuando vi al noticia de la muerte del Chavo del ocho.
Me puse triste y mis problemas no parecían tan importantes de repente. Empecé a buscar las reacciones de la gente y para gran sorpresa: no todos estaban tristes.
Yo vi pasar parte de mi infancia en pocos minutos, incluso recordé el día en el que le conocí en la feria del libro de Guadalajara, México. Ya estaba mal de salud, caminaba lentamente en medio de una nube de escoltas, rodeado de otra nube de fans, no dejaba de sonreir. Florinda Mesa lo sostenía cariñosa y el saludaba con la mano.
Mi hijo David, que nos acompaño ese año, no tenía muy clara la idea de quién era ese señor. Le expliqué un poco y la gran ilusión que me haría tener su autógrafo, él entusiasmado, aceptó hacer la fila con el libro biográfico titulado “fue sin querer queriendo”.
Al cabo de un rato David regresó con el “trofeo de caza”, feliz de la vida.
-Mama, es un señor muy amable, me preguntó cosas y los dos me firmaron el libro.
A mí se me llenaron los ojos de lágrimas, pero el autógrafo era para David. Adjunto foto.
ches
Desperté de ese recuerdo y empecé a leer los comentarios de algunos amigos mexicanos, el que más me impactó fue el que decía: ¿Usted creció con “el Chavo”?, yo no, yo crecí con la Márvel.
Y entendí porque a todos los latinos nos tratan como una kk en USA.
Porque nosotros mismos nos tratamos como una kk.
No es un problema de Colombia, es un problema de toda Latinoamérica, incluso de los italianos (latinos también)
¡¿Pero qué nos pasa?! No queremos lo nuestro, nuestro talento, nuestros artistas, nuestros productos. Igual pasa cuando alguien de Colombia escribe en los comentarios de este diario: ¿A quién se le ocurre comparar a Shakira con Beyonce?.
La misma idea está en el comentario del mexicano ¿A quién se le ocurre comparar a “Chespirito” con la Márvel?, ese era su mensaje velado.
Yo señoras y señores, sí crecí con el “doctor Chapatín”, con “el Chómpiras”, con “el Chapulin colorado” y no me da vergüenza decirlo, como tampoco me avergüenzo de decir que me gustaba “Don Chinche”. Queremos ser tan cool, tan modernos, que terminamos tirando piedras sobre nuestros tejados.
Tenemos que empezar a hablar de lo nuestro en positivo porque hablamos de nosotros mismos, o usted va a una entrevista de trabajo y dice: sinceramente yo no soy de fiar.
Los norte americanos lo hacen, y todos creemos que son lo mejor que hay sobre el planeta, no ha día que no salga en nuestros diarios una nota positiva de sus artistas, y lo peor del caso es que nosotros pagamos por esa información, nos las venden agencias especializadas en estar enviando continuamente notas a todo el mundo. Que si Dicaprio va a salvar el planeta, que si Angelina ya casi levita de lo admirable que es como persona, que si Ema la de Harry Potter descubrió el feminismo… entre otras muchas maravillas que nos comemos enteras.
Por el contrario, en USA todos los días se publican noticias malas sobre nuestros países, una masacre aquí, una tentado allá, violencia, inseguridad, machismo y me atrevo a pensar que pagamos para que nos citen.
Así nos va en la vida, por pendejos. 
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