Margaret Jones tenía 12 años cuando se inició en el mundo de las pandillas. La epidemia del crack hacía metástasis en Los Ángeles y las guerras territoriales eran cada vez más intensas. El barrio era un campo de batalla y los enfrentamientos a muerte entre bandas estaban a la orden del día. Margaret buscó una manera de sobrevivir que dio un giro impresionante a su vida; pero la felicidad duró hasta que alguien reconoció su rostro en un periódico.