Es posible que si a una mujer le ofrecen la posibilidad de experimentar medio centenar de orgasmos cada día acepte la propuesta sin pensárselo dos veces, pero hay que tener mucho cuidado con lo que se desea. Mirad a la pobre Amanda Gryce, una joven de 22 años de Nueva Orleans a la que los orgasmos que le sobrevienen ante la más mínima vibración le están jodiendo la vida y solo consigue moderar ese furor clitoriano haciendo yoga: "Se supone que el placer es algo bueno, pero cuando lo sientes demasiadas veces te pones enfermo". YouTube (Short URL)