Los cuentos de la B
Nunca he jugado fútbol profesional. Tampoco he trabajado con ningún equipo.
No sé qué es la A ni qué es la B, más allá de lo que puedo saber como aficionado.
Pero, de verdad, no necesito nada de ello para desvirtuar tanto cuento que sacan del torneo de segunda división y que ha vuelto a primer plano por cuenta de la eliminación del América. Lean detenidamente estas ‘perlas’ que pretenden justificar el fracaso rojo.
* “Es que la B es muy difícil”. ¡Qué descubrimiento! ¿Y es que la A es fácil? Si jugar fútbol fuera como jugar parqués, todos los equipos del mundo tendrían al menos un trofeo en sus vitrinas. ¿Será entonces que la C es más complicada?
* “Es que para ganar la B hay que armar equipos con jugadores de la B”. ¡Qué cuentazo! Pregunto: ¿Cuando Juventus, Milán, Atlético de Madrid, Manchester United, River Plate, Independiente, Corinthians y Alianza Lima descendieron y pronto regresaron a la A, lo hicieron sin sus figuras? Con jugadores de primer nivel será siempre más fácil.
* “Es que a los equipos de la A les cuesta adaptarse en la B y pagan caro su objetivo de ascender? ¡Qué falacia! Los equipos grandes, como el América, están obligados a recuperar la categoría al instante. Hagan el ejercicio de investigar qué equipos grandes han estado sumidos por años en la B en España, Italia, Inglaterra, Alemania, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile o Perú. Ninguno.
* “Es que en la B todos se preparan para ganarle al América y se juegan el partido como si fuera un campeonato”. ¡Pues claro! Vencer a un grande representa para un equipo chico casi que un trofeo. ¿Pero qué es más sencillo: que América —trece veces campeón de la A y cuatro veces subcampeón de la Libertadores— se prepare para vencer a Fortaleza, o que este equipo bogotano, con apenas tres años de historia, se prepare para vencer al ‘gigante’?
* “Es que para ascender América necesita un técnico que conozca la B y ya la haya ganado”. ¡Qué mentira! Pregunto: ¿Cuando Eduardo Lara ganó el ascenso con el Quindío qué experiencia tenía en segunda división? ¿Cuando Héctor Estrada subió de categoría a Alianza Petrolera, qué otra escuadra de segunda había dirigido?
A aquellos dirigentes, técnicos, jugadores y periodistas que hacen eco de esos cuentos les recuerdo: el fútbol es uno solo, juegan once contra once con una pelota en una cancha y al final gana el que meta goles.
No sigamos justificando con más mentiras el fracaso del América. Si le damos validez a tanta pendejada, el equipo pasará siglos sumido en ese infierno.
Lo que hay que hacer no tiene misterio. América debe contratar un técnico ganador que crea en su proyecto y buenos jugadores que amen la camiseta, no sinvergüenzas y amigos de la vida nocturna.